Año CXXXVII Nº 49498
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
El Mundo
Opinión
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Educación
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 03/06
Mujer 03/06
Economía 03/06
Señales 03/06
Educación 02/06
Estilo 19/05

contacto

servicios
Institucional


 sábado, 09 de junio de 2007  
Mástiles sin banderas

Albino José Serpi

Ver los mástiles sin nuestro símbolo patrio inspira cierta tristeza. Ese estado de ánimo se produce observando que en mástiles de plazas y edificios públicos aunque fueran solamente los días domingos o feriados, se desatiende izar nuestra enseña nacional.

Como ejemplo, cruzando la vereda del Palacio Municipal, en la intersección de calles Santa Fe y Buenos Aires, nos sorprenderá que en plaza Sicilia los mástiles no lucen nuestro símbolo máximo. A metros de esa plaza continuando por calle Santa Fe, camino hacia el Monumento, se encuentra la plaza República del Perú donde tampoco se iza nuestra bandera. Continuando hacia la costanera, frente mismo al Monumento, en la plaza Imperio no encontraremos en sus mástiles el pabellón patrio. Cualquier observador que pueda recorrer plazas y paseos públicos podrá comprobar la ausencia de la bandera argentina en los mástiles.

Esta falencia se extiende en toda la ciudad. Bastará citar entre muchas las plazas López, General Las Heras, Libertad y la ubicada en Saavedra y San Martín, así como en numerosos edificios públicos que disponiendo en sus frentes agarraderas para sostener el asta omiten colocar nuestra enseña. El edificio del Correo Argentino, frente a la plaza 25 de Mayo, es otra prueba elocuente de la desaprensión hacia nuestro símbolo.

Si por la expansión edilicia o por situaciones operativas no es posible mantener los mástiles en su lugar de origen o no cumplieran el objetivo para el que fueron allí ubicados, sería oportuno considerar trasladarlos a otros sectores de la ciudad que no los dispusieran, ejemplo el acceso al parque Independencia, bulevar Oroño y 27 de Febrero, recorrido obligado de quienes visitan Rosario, o a uno de los tantos parques que no lo poseen, como el recientemente inaugurado parque Irigoyen.

Debe resaltarse que esta inquietud se basa más que nada en los mástiles sin bandera porque conviene reconocer que desde las viviendas más modestas hasta los encumbrados edificios se luce con orgullo los colores argentinos. Nuestra ciudad dispone la “bandera más grande del mundo” confeccionada por miles de manos de habitantes del país.

En las fechas patrias se engalana mostrando los colores azul y blanco en los comercios, medios de transporte, automóviles, motos y hasta en bicicletas. Por ello cuesta encontrar una explicación sobre el abandono de los mástiles. Desconozco si existen disposiciones u ordenanzas que establecieron las responsabilidades del cuidado de los pedestales y mástiles para los casos de asociaciones civiles, colectividades o consulados que hubieran participado en la ubicación de los mismos.

Como aporte convendría recordar una iniciativa del Círculo de la Publicidad de Rosario que en su momento efectuó la donación de banderas a escuelas con el fin de facilitar que alumnos y familiares con un orden de rotación concurrieran los días feriados a izar la bandera en la plaza más cercana al establecimiento.

Como todo argentino deseamos y procuramos mantener nuestra identidad. Hay muchas pruebas de ello. Sabemos enorgullecernos cuando portamos nuestra enseña. Nos emocionamos al recordar nuestro orgullo de haber sido designado abanderado o seleccionado para izar la bandera. Puede surcar en nuestro rostro lágrimas de emoción cuando ahora son nuestros hijos o nietos los que experimentan esa satisfacción. En cualquier expresión laboral o actos sociales, culturales o deportivos elevamos la bandera. Cómo no demostrar nuestra adhesión a este emblema de paz y unión.

Podría parecer trivial ocuparse de este tema en donde pese al despegue del país quedan necesidades imperiosas a cubrir, pero interpretemos que no olvidando nuestros símbolos y honrando la bandera que nos cobija asumimos también aceptar un compromiso y seguir el ejemplo de don Manuel Belgrano. Ese Belgrano honesto y desinteresado que donó sus sueldos para construir escuelas. Belgrano abogado, economista, político, propulsor de la reforma agraria y de la educación gratuita y obligatoria.

Próximos a la celebración del Día de la Bandera analicemos en qué podríamos contribuir para que los mástiles de la ciudad vuelvan a tener vigencia. Caminar por la ciudad levantando la vista, mirando en los mástiles los colores celeste y blanco trasmitiremos a turistas y propios ciudadanos la certeza de estar en un país democrático, libre e independiente.

La bandera argentina alta en el cielo nos cobija en este esfuerzo permanente por mantener y desarrollar el país que anhelamos con paz, trabajo, educación, justicia e igualdad.

En este significativo mes de junio que las banderas flameen en los mástiles para siempre.


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados