Padres y docentes, unidos por el derecho a la inclusión

La comunidad de la Escuela 134, en defensa de la integración educativa

Desde talleres, charlas con profesionales y actividades con los chicos, un grupo de padres y docentes decidieron trabajar de manera estrecha para hacer de la integración escolar de chicos con capacidades diferentes una meta concreta. Se trata de miembros de la comunidad educativa de la Escuela Nº 134 Cornelio Saavedra, quienes trabajan en Nuevos Andares, un espacio destinado a generar conciencia y transmitir, desde su experiencia en el aula y desde sus historias de vida, que “la inclusión en la escuela es posible”.

Nacido hacia fines de 2005, el grupo tiene entre sus metas principales conformar un espacio capaz de congregar a maestros, profesionales y padres de distintas escuelas, en pos de sembrar conciencia de la necesidad de una mayor integración de alumnos con necesidades educativas especiales en las escuelas comunes.

“Algunos de los padres que integramos el grupo hemos deambulado durante varios años con muchísima angustia, llegando a pensar que estábamos equivocados, que eso de la inclusión era una utopía”, apuntan las madres de los chicos con capacidades diferentes de la Escuela 134, de Ricchieri 1662.

Las actividades de Nuevos Andares comenzaron el año pasado, mediante una serie de talleres quincenales con especialistas en el tema y experiencias al aire libre con los chicos. Actualmente, preparan una charla con alumnos de los profesorados de la ciudad.

Elisa Valles, madre de uno de los estudiantes de escuela y miembro del grupo, comenta que el espacio pretende trabajar en el resto de las escuelas y en la comunidad, y que no quede como una actividad restringida a esta escuela. “Nosotros estamos acá porque recorrimos muchos colegios buscando soluciones, y aquí donde nos dimos cuenta que cuando se quiere se puede, porque aún no teniendo todos los recursos deseados los chicos salen adelante”, señala Valles.

Pero desde el grupo de padres y docentes remarcan que la inclusión verdadera debe ir acompañada, como sucede en la 134, por un proyecto institucional. Ana Quiroga, maestra de EGB de la escuela, apunta que sin este tipo de apoyo, “por más que un maestro quiera tomar este desafío, el chico necesita de un seguimiento todos los años, que pueda seguir toda su escolaridad primaria incluido con sus compañeros”.

Marisa Moreno, docente de nivel inicial de la escuela, indica que también buscan desde esta experiencia “ayudar a abrir los ojos porque aún es un tema tabú”.

Sobre todo, cuando el silenciamiento y la marginación hacia chicos con necesidades educativas especiales está presente de distintas maneras en las aulas.”Nosotras como mamás nos hemos encontrado con escuelas que no aceptaban a nuestros hijos, y en otros los aceptaban pero los dejaban en un rincón”, afirma Elisabet Rosellini, otra de las integrantes del grupo radicado en la 134, una institución pionera en la tarea de integración de chicos con capacidades diferentes.

Por eso, el trabajo en conjunto entre padres y docentes en torno a la inclusión lo consideran fundamental, aunque recalcan que es un desafío que involucra a todas las escuelas, y que “la experiencia de la escuela Cornelio Saavedra prenda en otras instituciones, porque es un derecho constitucional que tienen los chicos de aprender que muchas veces se les niega por desconocimiento”, sostiene Ana María Orazi, madre integrante del grupo Nuevos Andares.

Para contactarse con el grupo, escribir al email [email protected]

Maestros y padres destacan el rol de las familias para acompañar la inclusión de los chicos.