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 sábado, 09 de junio de 2007  
Mazzola: “Las disputas sectarias de los partidos debilitan y fracturan a la Universidad”
Para el especialista en educación superior las pujas políticas deberían tener un rol secundario

Matías Loja / La Capital

“Desde discursos que exigen mayor democracia en el ejercicio cotidiano de estas instituciones, la incertidumbre acerca de los canales de debate y gobernabilidad impera en varias universidades argentinas. Aunque las discusiones se transforman, a veces, en un lugar de pujas e intereses partidarios que tiñen con su impronta estas disputas de la educación superior.

Una interna que atraviesa la crisis universitaria actual, “porque no existe una doxa propiamente universitaria, un cuerpo de conocimiento compartido por su gente que de una identidad, y a partir de allí sí marcar las otras diferencias”, apunta el especialista en educación superior Carlos Mazzola.

Coordinador de la Red Argentina de Posgrados en Educación Superior (Rapes), y profesor de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), Mazzola es autor del libro “La república universitaria”, una obra que analiza la experiencia de la elección directa de autoridades que rige desde 2001 en la casa de altos estudios puntana (ver aparte).

—¿Qué beneficios trae elegir autoridades de manera directa?

—A grandes rasgos, esta modalidad resuelve el problema de la legitimidad en la elección de las autoridades, porque el sistema de elección indirecta implica que la gente elige un cuerpo colegiado, y ese cuerpo después decide a las autoridades. Y lo que sucedía en San Luis y en otras universidades, como las de Río Cuarto y Comahue, era una pérdida de legitimidad sobre ese cuerpo intermedio, porque se sospechaba que los intereses que jugaban allí eran cargos y motivos poco públicos sobre los que se hacían acuerdos. Es un proceso complejo que pone en juego la concentración del poder y los cuerpos colegiados como instancias de toma de decisiones y de control, pero que logra dar mayor legitimidad a las autoridades. Desaparece ese conflicto, pero se generan otros.

—¿Cómo cuáles?

—El mecanismo de elección directa genera una competencia electoral de mucha importancia, sobre todo en universidades de ciudades pequeñas, y se forman agrupaciones, que no les gustan llamarse partidos universitarios pero que funcionan con la misma lógica, que tienen que explicitar su propuesta y someterla a votación. Entonces se genera un clima de campaña preelectoral muy similar al que puede ser una campaña a intendente.

—La presencia de intereses políticos suele vincularse con los estudiantes. ¿Cómo funciona en los otros sectores?

—A medida que uno asciende en la estructura de poder más se ve el proceso de partidización. Los puestos ejecutivos de la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) son fruto de una negociación de corte política. Si se mira lo que está haciendo el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) es exactamente lo mismo, porque para decidir quién va a presidir el organismo se ponen de acuerdo entre radicales, peronistas y ahora un grupo que se dice independiente. Esas divisiones que se producen en el CIN son estrictamente partidarias, y es un proceso lamentable porque se pierde la especificidad de la institución universitaria. La universidad está en crisis porque no existe una doxa propiamente universitaria, un cuerpo de conocimiento compartido por la gente de la universidad que de una identidad, y a partir de allí las otras diferencias. Que son legítimas, pero que deberían jugar un rol secundario. Las disputas sectarias de los partidos debilitan y fracturan a la universidad, transformándola en un sector vulnerable.

—¿Qué debates están pendientes sobre el cogobierno?

—Las universidades del mundo tienen un sistema colegiado de gobierno. Lo que si es propiamente argentino es que los estudiantes tienen mucha participación, a pesar que están reclamando más. Pero a mí me duele, cuando uno analiza las propuestas de los estudiantes para los cuerpos colegiados, encontrar que en general no tienen propuestas para el conjunto de la institución sino que reclaman por más turnos de exámenes, becas o apoyar la toma de una fábrica. Saltan de la demanda de reivindicaciones legitimas de su propio sector a problemáticas de la comunidad. Pero bajo otras condiciones estaría de acuerdo que tuvieran mayor participación, por ejemplo una mayor inserción en el ámbito de la docencia y la investigación. Eso les posibilitaría mirar la universidad desde otras prácticas más allá de su rol de alumnos.


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Mazzola cree que los estudiantes deberían tener mayor participación en espacios de investigación.

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