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sábado,
21 de
abril de
2007 |
"De Ñuls me limpió un coordinador"
El rosarino Banega, que estuvo en el Parque, también recordó los duelos barriales contra Messi
Gustavo Yarroch / La Capital
A Ever Banega (18 años) lo incomodan las cámaras y los grabadores. El sucesor de Fernando Gago prefiere mostrarse en la cancha antes que en la televisión y los diarios. Pero con apenas 14 partidos en primera, el rosarino se transformó en una de las principales individualidades de Boca. Y entonces los pedidos de entrevistas le llueven como le llovieron elogios en el verano, cuando fue una de las figuras del Sub 20 argentino que en el Sudamericano de Paraguay consiguió la clasificación para el Mundial de Canadá y los Juegos Olímpicos de Pekín.
A principios de 2007, eran pocos los que creían que éste sería el año de su salto a primera. Ante la venta de Gago a Real Madrid, en el Mundo Boca todos pensaban que Miguel Angel Russo pediría un nuevo volante central. Pero el destacado nivel que Banega mostró en el Sudamericano juvenil, sumado a que Juan Román Riquelme llegó con el torneo ya empezado, llevaron a Russo a jugársela por el pibe del semblante serio y las piernas sensibles.
La historia de Banega es la historia de un pibe que mamó fútbol desde chico, azuzado por el pasado como jugador de su viejo, Daniel, quien supo pasar por Central Córdoba. Los primeros pasos futbolísticos de Ever fueron en Nuevo Horizonte, un club de baby del barrio Saladillo. Después pasó a Alianza Sport, habitual generador de buenos proyectos. "Me dijeron que de Alianza Sport salieron el Tolo Gallego, el Chelito Delgado, Hernán Encina y Sebastián Cobelli. Pero yo, obviamente, no los vi jugar ahí", afirma y suelta una sonrisa.
En Alianza Sport llegó a ser dirigido por su papá. "Mi viejo dirigía a la categoría 87, pero como no había chicos tuvo que usar a varios de la 88, donde jugaba yo", evoca. Contrariamente a lo que suele ocurrir en casos semejantes, los padres de los otros chicos se enojaban cuando Daniel lo sacaba al precoz proyecto de crack que tiene Boca. Cosas del fútbol, en 2004 tuvo una frustrada prueba en Newell's, paso previo a su desembarco en Boca.
-¿Al partido contra Newell's lo vivís con ansias de revancha porque en su momento no te tuvieron en cuenta?
-No, para nada. No le guardo rencor a nadie. Simplemente, lo tomo como un partido importante, en el que queremos conseguir los tres puntos porque queremos seguir prendidos arriba.
-¿Qué recuerdos tenés de tus comienzos en Alianza Sport?
-Ufff (suspira)... Un montón, un montón. El clásico de Alianza era contra Grandoli, el equipo donde jugaba Lionel Messi. Nos enfrentamos en varios partidos. Por suerte se fue rápido para Newell's porque siempre nos pintaba la cara, jaja. Ya se veía que iba a ser un crack.
En aquellos tiempos, recuerda, jugaba como enganche. Pero al fichar en Boca, adonde llegó a principios de 2005, comenzó a desempeñarse como volante central, su puesto actual. "Cuando llegué a Boca no me tenía mucha fe. Hacía poquito que un coordinador me había limpiado en Newell's. Cuando me preguntaron de qué jugaba, no me preguntés por qué pero dije de cinco, un puesto en el que no había jugado nunca. Por suerte, quedé", recuerda.
-¿Es cierto que estuviste cerca de jugar en River?
-Sí, en River también me probé y había quedado. Pude jugar en River, pero mi representante me dio a elegir, me preguntó dónde me iba a sentir más cómodo y me quedé en Boca sin dudarlo.
-Si bien jugás de volante central, a veces parecés un enganche encubierto.
-Sí, puede ser, porque cuando tenemos la pelota me gusta soltarme. Trato de juntarme con los otros volantes, con Román (por Riquelme), que es un monstruo, y con los delanteros.
-¿Sentiste un cambio muy grande en tu forma de jugar al pasar de enganche a volante central?
-Y, sí, se siente... A los 11 ó 12 años, cuando era enganche, era un poco vago. Perdía la pelota y me quedaba parado. La verdad que mucho no corría. Desde que juego de cinco, le tuve que agregar mucho sacrificio a mi juego.
-¿Tenés algún espejo?
-La verdad es que no soy de mirar mucho fútbol. Pero de los jugadores de afuera me gusta Fábregas, el español que juega en Arsenal (Inglaterra). Otro referente muy importante fue Fernando Redondo. Cuando era chiquito, me encantaba verlo jugar. Igualmente, mi verdadero modelo es Fernando Gago. A pesar de que se fue a España, seguimos hablando seguido y me da muchos consejos.
-¿Y qué te dice?
-Siempre me recalca que nunca me olvide de jugar. Me dice que pida la pelota, que me muestre siempre, que intente siempre, incluso cuando no estoy en una buena tarde. Y la verdad que siempre tengo muy presente sus palabras.
-Muchos dicen que con Gago se parecen bastante en el juego. ¿Coincidís?
-Hay gente que dice que sí, pero yo no me veo tan parecido. No quiero ser como nadie, quiero ser yo, pero ojalá que pueda tener la mitad de las virtudes de Gago.
-¿La facilidad para manejar la pelota con las dos piernas es congénita o fruto del trabajo?
-Es una virtud que tengo desde muy chiquito. Mi viejo siempre nos hizo trabajar para pegarle a la pelota con las dos piernas a mí y a mis hermanos. Nos pasábamos horas y horas practicando. Para mí es un movimiento natural y me permite resolver antes de que me presione algún rival.
-¿Cómo vivís todo lo que te está pasando?
-Todavía no caigo porque todo se dio muy rápido. Hace dos años y medio que llegué al club y me pasaron cosas muy fuertes: que la gente me ovacionara después de mi segundo partido en la Bombonera (ante Nueva Chicago), jugar mi primer superclásico contra River, a pesar de que no pudimos ganar.
-¿Qué cosas te pasan cuando vas por la calle?
-Por lo general puedo caminar tranquilo. Por ahí, alguno me reconoce y me pide un autógrafo.
-¿Querés jugar el Mundial Sub 20 en Canadá?
-Sí, claro, me encantaría, pero por ahora quiero pensar sólo en Boca.
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El juvenil surgió en Alianza Sport.
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