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sábado,
21 de
abril de
2007 |
Programa de alfabetización audiovisual y formación ciudadana
Inés Dussel: “Los chicos son muy letrados en medios
pero no siempre saben qué pasa”
La pedagoga dice que la escuela tiene una tarea ineludible: ponerle palabras a las imágenes
Marcela Isaías / La Capital
Un maestro tirado en la ruta en medio de un charco de sangre, gente tratando de salvar lo poco que tiene en medio de la inundación y una sucesión de corridas, gritos y disparos que anuncian una masacre contra estudiantes. A estas y otras imágenes se asiste a diario con sólo encender un televisor. El lugar de espectador ante la tragedia suele ser el más común para quienes asisten a estos mensajes.
En contraposición a esta posición expectante que muchas veces reservan los medios, la pedagoga Inés Dussel asegura que la escuela tiene otra tarea: detenerse a pensar, reflexionar y educar la mirada.
Dussel es la responsable del Area de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso)/Argentina y doctora en educación por la Universidad de Wisconsin, Madison (Estados Unidos). Además de intervenir y buscar un vínculo entre palabras e imágenes, la educadora considera que sumar los medios audiovisuales a la tarea del aula contribuye a formar ciudadanía y a enriquecer las formas de representar y narrar el mundo.
Dussel también coordina un proyecto de formación docente sobre alfabetización audiovisual y ciudadanía.
—¿Por qué se proponen trabajar alfabetización audiovisual y formación ciudadana?
—Nos interesa empezar a discutir hoy el lugar del lenguaje audiovisual en la cultura contemporánea, como forma de representación de la experiencia humana. Por ejemplo, la escuela debe dar la posibilidad de intervenir en las nociones de justicia. Ahí mismo es donde hay que revalorar su lugar, porque la formación ciudadana no es solamente aprender la Constitución y las leyes, también lo es saber cuál es el significado de ser sujeto de derecho. Y es ahí donde el lenguaje audiovisual tiene mucho para aportar.
—En el libro “La condición docente”, Emilio Tenti Fanfani advierte sobre el poco acceso que los maestros tienen a ámbitos de la cultura, como el teatro y el cine. ¿Cómo pensar esta formación con quien no transita estos espacios?
—Por un lado hay que ampliar ese repertorio e incorporarlo en la formación docente inicial y continua. Pero además saber que no pasa sólo por ir al cine. Todos vemos televisión o estamos en internet y en un punto somos muy competentes con esos medios, pero en otro somos muy poco reflexivos. Podemos reconocer códigos sin pensarlo: vemos una telenovela y sabemos cuándo llegará “la parte importante”. El punto sería producir reflexión sobre eso, también producción y expresión, otros mensajes, como una forma de representación.
—Cuando se trabaja con estos medios en el aula, ¿no se corre el riesgo de llevarlos sólo al terreno de la didáctica ?
—La alfabetización audiovisual no es pensar “llevo el cine a la escuela, veo cine y luego propongo una reflexión pedagógica sobre el mensaje”. Si lo enfocamos así estamos obviando tomar la riqueza de este medio. En cambio, la escuela puede promover y ampliar el repertorio visual. No estaría mal pensar que hay otras narrativas, otras miradas, otras imágenes, otras voces que habría que mostrar y que no son tan accesibles. Y de la misma manera también puede interrogarse sobre qué experiencia estética proponen estos medios, quién y cómo se hacen. Por ejemplo, si comparamos el pasaje de una novela escrita al cine, lo común es pensar que el cine no fue fiel a la obra, en realidad es porque justamente la literatura tiene muchas más puntas que deja libradas a la imaginación del lector. Lo interesante es interrogarse por qué el director eligió esa cara, esa voz, y conocer algo más sobre el cine: qué es el plano, el contraplano, la iluminación o cómo se crea una situación de suspenso. Esto también enriquece nuestras formas de narrar, de pensar, usando toda la cultura que tenemos a disposición; y ese es un trabajo de la escuela. Pero lo cierto es que por ahora ésta deja mucho afuera, en la medida en que no toma ninguno de estos nuevos medios que ya tienen más de un siglo, y que en realidad no son nada nuevos.
—Las nuevas generaciones ya están inscriptas en la cultura audiovisual. ¿Trabajar con estos medios no significa también un plus de acercamiento a los chicos y jóvenes?
—Es verdad que en relación a la cultura mediática los chicos son muy letrados en ese lenguaje, sin embrago no siempre saben detenerse y reflexionar sobre lo que pasa. Eso es lo que hay trabajar en la escuela: detenerse ante una imagen y pensar qué pasa. Este es un punto muy crítico de la formación ciudadana. Hoy ante la espectacularización del dolor, de la tragedia, los medios instalan una relación ética, donde el lugar de espectadores es muy distante y descomprometido de la suerte de los demás. La escuela puede contribuir a interrumpir esa lógica del “no se puede” y hacer algo al respecto, de detenerse ante una imagen y decir: “Aquí hay un ser humano que sufre”. También analizar cómo se eligen los lenguajes: por qué se habla de menores en lugar de chicos o bien cómo se alude al abandono o a la exclusión social. Un ejemplo reciente lo tenemos con el maestro asesinado en Neuquén, Carlos Fuentealba, podemos interrogarnos: ¿está mal el asesinato porque es un maestro? Se pierde la dimensión de persona y el lenguaje no es algo mínimo.
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Fotos
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Inés Dussel coordina un proyecto de formación docente en imágenes, medios y ciudadanía.
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