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sábado,
21 de
abril de
2007 |
Opinión
Una historia de anuncios
eternos y ausencias repetidas
Marcela Isaías / La Capital
Muchos de los estudiantes que este año comenzaron la universidad han pasado por la escuela sin haber recibido nunca una clase, taller o lo que se le parezca de educación sexual. Quizás sólo puedan mencionar algún que otro aprendizaje limitado a las clases de biología. Mientras tanto, y como pueden, muchos padres asumen esta educación, sin saber hasta qué punto alcanza para responder a las demandas de la época.
La ausencia de políticas públicas educativas en esta materia es preocupante hasta el límite de la indignación, en especial cuando se piensa en los cientos o miles de chicos y chicas que no cuentan con la cercanía de adultos dispuestos a tender una mano afectuosa y de respeto, que sepan cómo hacerlo, que los ayuden a resolver cuestiones vitales.
La hipocresía y desinterés de los responsables de diseñar y aplicar la educación en esta materia sólo sirven para ampliar el número de chicos contagiados de enfermedades de transmisión sexual, abusados, niñas embarazadas y la muerte de cada vez más jóvenes a causa de los abortos clandestinos. Vale la pena asumir de una vez por todas que esta educación es tan prioritaria como aprender a leer y a sumar en la escuela.
A pesar que este medio intentó saber cómo se implementará la anunciada educación sexual en el 2007 en la provincia, sólo obtuvo del sector oficial un vago y reiterado anuncio de que "se está trabajando" y que habrá capacitación y un cuadernillo para los docentes. Todo indica que la historia de ausencias se repetirá este año en Santa Fe.
Marcela Isaías
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