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miércoles,
18 de
abril de
2007 |
El Charrúa logró un punto con alma y juego
Central Córdoba llegó al empate en el final ante un duro Deportivo Merlo
Rodolfo Montes / La Capital
Córdoba puso alma y fútbol, y al límite de sus fuerzas en el final del partido rescató el punto que merecía. No fue el Matador lujoso de las últimas fechas, pero tuvo argumentos para dar pelea en el hostil territorio de Merlo. Enfrente tuvo un equipo, Deportivo Merlo, uno de los mejores de la divisional, que cuenta con la virtud de sumar combatividad y buen trato de pelota, con jugadores que trabajan bien en la altura.
Córdoba y Merlo jugaron siempre. Hubo buen fútbol, pierna fuerte y mucha presión cuerpo a cuerpo por la disputa de cada balón. Esta vez no aparecieron los espacios para que Bezombe marque la diferencia. Aún así, el enganche de Tablada armó una de sus genialidades a los 41' que terminó definiendo Paredes, entrando de frente al arco, y erró por centímetros. En ese primer tiempo parejo, y con leve predominio visitante, el charrúa contó también con una jugada clara mediante su gladiador Armani, que el arquero local Luqui alcanzó a manotear al córner.
A su vez, Merlo hizo lo suyo y lo complicó a Córdoba en la zona izquierda de su defensa. Por allí se juntaba la velocidad del puntero Romero con el muy buen pie del enganche Avalo. De menor a mayor, Lacerre empezó a crecer capturando todas las pelotas en el área, inclusive las aéreas, cruzadas y también frontales. Todas difíciles, teniendo en cuenta las mínimas medidas del campo de juego y la muy buena altura de varios de los jugadores locales.
En el segundo tiempo, el local tuvo su momento, se apoderó del balón y logró presionar al charrúa. Justamente por la zona izquierda de la zona visitante llegó un tiro libre y fue Otermín el que llegó sin marcas para cabecear de pique al suelo. Así decretó el 1 a 0.
Allí Merlo tuvo su mejor momento, su cuarto de hora. Generó las mejores situaciones, que sin embargo encontraron a un Lacerre inspirado. Sacó tres mano a mano y fue con gran velocidad al piso en todos los rebotes.
Pero Córdoba no se había dado por vencido. En el final, el técnico Santángelo puso en cancha toda la potencia ofensiva con que cuenta. Pierani, César, Armani, Bezombe y los laterales jugados por las bandas fueron una y otra vez. Hasta que a cuatro del final, el matador Armani capturó una pelota a espaldas de los centrales y no perdonó. Eligió el lugar, derrotó a Luqui y estampó el 1 a 1. Hubo desahogo en todo Central Córdoba porque había llegado a un empate jugado, peleado, al cabo, merecido.
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