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 lunes, 16 de abril de 2007  
Díaz le cambió la cara al equipo
En su debut de titular, el enganche que puso Ischia fue clave en la victoria

Apareció la pizca de picardía que hacía falta para romper el oscuro capricho de una mala racha. Ayer surgió Damián Díaz (20 años), un duende muy canalla con una sana y desfachatada rebeldía. Con un inicio de historieta, digno de un héroe de superacción que desafió con admirable suficiencia a la mano del Clausura que venía cambiada.

El triunfo de ayer seguramente será recordado en el imaginario colectivo guerrero como el del nacimiento de un socio natural de la ilusión en el escenario grande centralista. Es que este rosarino regó de genuina emoción al Gigante. "¿Dónde estaba este pibe?", exclamó un eufórico simpatizante que evidenció la sensación general. ¿Por qué no lo pusieron antes?", retrucó otro fanático plateísta cuando iban apenas 10 minutos del cotejo.

No quedaban dudas de que era su tarde y que el Kitu le devolvió la alegría perdida al pueblo canalla con pincelazos de una indudable calidad. Y puso su primer partido de titular en un marco de veneración, con la complicidad del Gigante como testigo y centinela del logro.

Es difícil saber cómo se proyectará el futuro de esta promesa. Lo que quedó claro ayer es que tiene rasgos que lo diferencian del resto. No acusó miedo escénico y ofreció un penal, un gol y una asistencia de lujo en un momento donde otros se nublan tras las urgencias de turno.

Su primera estocada fue la creación que abrió el partido. A los 5', con extraordinaria capacidad para forzar la falta, aprovechó que Damonte y Martínez llegaban exigidos a cerrarlo en el área y construyó el penal de la apertura.

A los 56', se perfiló de derecha en el borde del área grande para dibujar un soberbio golazo que definió el pleito. Ese gesto técnico terminó de convencer a propios y extraños.

Y a los 62', bajó de pecho un centro de zurda de Milton Caraglio -otro irreverente carasucia- y le dejó servido el banquete de la goleada a Gonzalo Belloso. Por todo eso, fue su tarde soñada.
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El aporte de Díaz fue determinante en el regreso al triunfo.

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