La producción de las huertas urbanas, perdida por lluvias

El 90 % de las verduras se pudrió por anegamiento. Recién se reponían del granizo

Los huerteros del programa de Agricultura Urbana que impulsa la Secretaría de Promoción Social municipal perdieron casi toda su producción por las lluvias de fines de marzo pasado. El agua se sumó a los efectos del granizo que, cuatro meses antes, también las había arrasado. Ahora las huertas comunitarias de zona norte, donde el destrozo fue total, ni siquiera pueden programar nuevas siembras por cómo quedó la tierra tras la inundación; mientras que las del sur, oeste y sudoeste perdieron el 80 por ciento de sus verduras (calabazas, zapallitos, berenjenas, pimientos, choclos y todas las de hoja). Por eso ahora convocan a empresas y entidades para intentar salir de la emergencia mediante un bono solidario (ver recuadro).

Según detalló ayer el coordinador del programa, Antonio Latucca, en Rosario unas 1.000 familias son beneficiarias indirectas de las huertas, 500 lo son de manera directa y 150 las tienen como actividad principal. Estas últimas son las que ya lograron comercializar su producción.

Para estas familias el clima viene siendo impiadoso. Primero sufrieron el azote de la pedrea del 15 de noviembre, que arrasó las huertas. Para salir de la situación, un mes después lanzaron el Vale Verde, una compra anticipada por 10 ó 20 pesos que les permitió reunir 7 mil. Con ese dinero pudieron volver a sembrar verduras que luego entregaron como devolución en mercadería.

Pero las últimas lluvias, contó Latucca, volvieron ese progreso a fojas cero. Impidieron cumplir con las entregas pendientes (40 % de los vales, prorrogados por 60 días) y también dejaron sin chances para una nueva siembra inmediata.

Los 504 milímetros que cayeron en sólo 5 días se sintieron sobre todo en zona norte, donde las tierras se inundaron y las plantas sufrieron "asfixia radicular" o sencillamente se pudrieron. Los huerteros lo grafican diciendo que "todo se fundió".

Zapallos y calabazas son algunos de los pocos productos que quedaron a salvo del "diluvio".