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domingo,
15 de
abril de
2007 |
México: un destino, tres culturas
Desde el Distrito Federal, pasando por los templos mayas y aztecas del período prehispánico, hasta las construcciones coloniales y las ciudades de la modernidad, México ofrece tentadores atractivos para elegirlo como destino. Una verdadera comunión de culturas que conviven en un mismo espacio para ofrecerles lo mejor a sus visitantes.
México es un país con 400 años de historia, donde se mezclan los tiempos prehispánicos, coloniales y modernos. Fue descubierto por Hernán Cortés en 1519 y es la tierra de Moctezuma y Cuauhtémoc, de Pancho Villa y Emiliano Zapata, de Diego Rivera y Frida Kahlo, de José de Molina y del Premio Nóbel de Literatura, José Octavio Paz; y el lugar que León Trotsky eligió para el exilio.
Hoy México tiene la mayor población indígena del Continente Americano. Allí se conjugan la mística azteca con los secretos mayas y la pujanza de las nuevas ciudades que se preparan cada año para recibir a millones de turistas de todo el planeta.
La primera escala en el Distrito Federal es El Zócalo, una de las plazas públicas más importantes del mundo que fue el centro ceremonial del imperio azteca. A un costado de la plaza está el Palacio Nacional, conocido en los tiempos coloniales como el Palacio del Virrey y la Catedral Metropolitana, donde antes estaba parte del Templo Mayor Azteca.
El paseo se completa con la Alameda Central, el Palacio de las Bellas Artes, el Paseo de la Reforma, el Bosque y Lomas Chapultepec y el Museo de Antropología. El paso obligado por la Plaza de las Tres Culturas deja la impresión de estar viviendo en tres dimensiones: Allí conviven la cultura de Tenochtitlán (prehispánica), la española (después de la conquista) y la del México Moderno como parte del sincretismo criollo.
El lugar de los dioses
En Teotihuacan (el lugar de los dioses) surgen la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna a través de la Avenida de Los Muertos que definen el centro religioso-administrativo de la ciudad. Más al sur está Cuernavaca “La ciudad de la eterna primavera” y la elegida por los ricos y famosos por sus bondades climáticas.
Una buena excusa para elegir México es la visita a Puebla, la ciudad “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, donde todavía se habla Nahuátl, el idioma de los indígenas de la zona central y el mercado Parián, que vendía mercancías provenientes de China en la época de la conquista, y hoy es un colorido centro artesanal.
En el histórico Oaxaca-Tehuantepec se encuentran el Monte Alban, antigua capital zapoteca y el Templo Santo Domingo de Guzmán, Premio Reina Sofía de Restauración en 2001. El andador turístico se abre camino hacia los coloridos encantos de la Sierra Madre que se acercan al bellísimo estado de Chiapas y el Cañón del Sumidero hacia San Cristóbal de las Casas, para desembocar en las Cascadas de Agua Azul y llegar al circuito Palenque-Campeche con la grandeza de sus construcciones, mezcla de piedra blanca con verde esmeralda de la selva.
Tras un paso por Uxmal y Mérida con sus zonas arqueológicas aparecen la grandeza de la Pirámide del Adivino y los magníficos frisos del Cuadrángulo de las Monjas. “La Blanca Mérida” ofrece una vista panorámica de la actual zona residencial, el Monumento a la Patria, el Paseo Montejo, el Zócalo, La Catedral y la Calle 60.
Luego, el esperado encuentro con la cultura maya en Chichén Itzá. La Pirámide del Castillo, el Observatorio, el Juego de Pelota, el Canote Sagrado y otros templos de interés trasladan al turista hacia el enigmático mundo de los dioses. Para el final de un viaje de 18 días y 16 noches, nada mejor que una visita a las playas de Cancún rodeado por el Mar Caribe y la Laguna Nichupté, una ciudad diseñada especialmente para sus visitantes con excursiones opcionales y la mejor oferta en hotelería y gastronomía internacional.
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Fotos
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El Zócalo es una de las plazas públicas más grandes del mundo y testigo de más de 400 años de historia de la vida mexicana.
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