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 domingo, 15 de abril de 2007  
Buenos Aires: lujo y glamour porteño

Cuando se comienza a transitar la avenida Alvear uno se sumerge en un mágico e histórico trayecto que combina —de manera armónica— el pasado aristocrático del barrio Norte de Buenos Aires con el lujo y la sofisticación de lo moderno.

Ubicada a metros de la avenida 9 de julio —y con tan sólo 7 cuadras de extensión— esta avenida dista mucho del ritmo urbano y citadino de una gran urbe, como lo es la de Buenos Aires. Todo se presenta apacible, no existe el típico ruido del transporte urbano, mucho menos los molestos bocinazos de los coches, sólo se aprecia el sutil sonido de los pájaros, quienes reposan en algunos de los hermosos árboles centenarios que se encuentran a la vera de las aceras. Los contrastes son perfectos, pequeños palacetes con un marcado estilo francés, joyerías, locales de moda, galerías de arte; todo se conjuga perfectamente logrando una imagen coherente y excéntrica.



Historia y hechos

El primer trazado de esta calle data del año 1772, se la denominó “Bella Vista” en una clara alusión al paisaje que dibujaba el Río de la Plata, en ese momento las aguas de ese curso llegaban hasta la actual avenida Alcorta, una barranca con varios metros de diferencia dividía la zona del bajo con las lomadas del norte. Curiosamente en un plano de la época realizado por Cristóbal Barriendo se lee una leyenda sobre la calle Bella Vista “callejuela que se debe cerrar por inútil e infructuosa”, jamás ocurrió.

Pretender aislar a la avenida Alvear del barrio en donde se encuentra Barrio Norte— sería un error, la historia de ambos se entrelazan, al igual que otras avenidas cercanas como Quintana o Vicente López.

Desde la presidencia de Rivadavia comienza un amplio proceso de urbanización de las tierras del norte, en ese tiempo la zona estaba escasamente poblaba y solo existía una construcción importante: la Iglesia del Pilar edificada por los padres recoletos en el año 1732. Es a ellos a quienes Rivadavia con la reforma general eclesiástica les confisca gran parte de sus propiedades para la construcción del cementerio, al cual denomina “ Del Norte”, desde 1870 en adelante se lo conoce como “de la Recoleta”.

Este proceso de urbanización continúa con gobiernos posteriores dando mayor relevancia a la zona logrando que algunas familias de la alta sociedad porteña se muden al nuevo barrio del norte. En tiempo de Rosas la edificación de su casa en Palermo, llamada “Palermo de San Benito”, también aportó lo suyo y significó el mejoramiento de los caminos y la extensión de los faroles como así también la construcción de varias grandes casonas.

Tres hechos son de vital importancia para el desarrollo de la avenida Alvear. El primero de ellos es la crisis sanitaria que vivió la población de Buenos Aires entre1871 y 1872, en donde murieron más de 15.000 personas por infectarse de la peste amarilla. Ese hecho significó un importante cambio demográfico en Buenos Aires, la alta sociedad porteña tuvo que dejar atrás sus residencias —con estilos coloniales— en los barrios de Montserrat, San Nicolás y San Telmo para construir sus nuevos palacetes en el Barrio Norte.

El segundo hecho importante es la administración que llevó adelante Torcuato de Alvear cuando fue intendente de la ciudad, entre sus obras se destaca la plantación de ombúes, cipreses y palmeras por toda la zona. Por último la irrupción de las ideas de la generación del 80, en donde el progreso representa el ideal del gobierno y la imitación de las costumbres y patrones culturales europeos el modelo a seguir.



Todavía presentes

A pesar del tiempo transcurrido parte de este importante pasado arquitectónico se puede apreciar y disfrutar hoy día, descubriendo estilos, detalles y autores; tiempo en que parte de la sociedad argentina comenzaba a vivir la “belle epoque”.

El comienzo del paseo conviene hacerlo de sur a norte, lo primero que se observa es la plazoleta Carlos Pellegrini, en donde un monumento honra su vida y mantiene vivo en el recuerdo a quien fundó el Banco Nación y el Jockey Club. Desde algunos de los banquitos de la plazoleta se pueden apreciarse varios palacios de estilo francés construidos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Inspirados en los palacios franceses, adoptaron una organización similar: en el subsuelo se ubicaban las cocheras y depósitos; el piano nobile concentraba las áreas de recepción, donde cada salón iba precedido de una antecámara, generando al abrirlos, la llamada “promenade”. En el primer piso se disponían las zonas íntimas de la casa y en las buhardillas estaban las dependencias de servicio.

Uno de ellos es El Palacio Ortiz Basualdo, actual sede de la Embajada de Francia, fue diseñado por el arquitecto francés Paul Pater en 1912. El Palacio Pereda, actual sede de la Embajada de Brasil proyectado por los arquitectos Louis Martín y Julio Dormal 1919-1936. El Jockey Club frente a la plazoleta, fue una de las residencias de Alzaga Unzué. Continuando el recorrido hacia el norte se puede observar el Palacio de la Nunciatura fue construido en 1909, obra del arquitecto Le Monier y perteneció a la familia Anchorena. El Palacio Duhau es uno de los mejores exponentes del la exaltación de la modernidad y opulencia de la época, fue construido en 1932, actualmente funciona el Hotel Park Hayt Buenos Aires.

Pero si de hotel se trata hay un verdadero símbolo de esta avenida y es el Alvear Palace. Abrió sus puertas en 1932, concebido originariamente como un hotel de lujo para hospedar a la creciente cantidad de visitantes europeos que por esa época llegaban a Buenos Aires, en sus cuartos de alojaron dignatarios de las coronas europeas, funcionarios, diplomático, empresarios, hasta el presidente Yrigoyen vivió en el hotel.

La ambiciosa empresa necesitó de varios profesionales para llegar a buen puerto; los arquitectos Pirovano y Brodsky diseñaron su fachada, los ingenieros Escudero y Ortúzar, y el arquitecto Medhurst Thomas y su socio G. E. Harris fueron quienes llevaron a cabo la construcción y decoración del edificio. Hoy es considerado uno de los mejores hoteles del mundo y primero en América Latina por parte de la prestigiosa revista de turismo “Travel and Leisure”.

La preocupación por mantener y preservar parte de la historia ha motivado a que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires promulgue una norma que proteja y regule la relación entre las construcciones nuevas y el estilo arquitectónico. Hablar de una propiedad acá significa pensar en dólares y agregar muchos ceros. A diferencia de Puerto Madero en donde existe un verdadero boom inmobiliario en la avenida Alvear hacen mas de 2 décadas que no se construye nada nuevo, sólo pequeñas reparaciones y modificaciones.

Si la idea es salir de compras, la oferta es selecta y exclusiva. Adquirir productos de marcas internacionales es una tentación que sólo algunas billeteras pueden afrontar. Christian Dior, Hermenegildo Zegna, Emporio Armani, Ralph Lauren, Louis Vuitton, Escada y Nicha Richi están presentes de una manera especial en avenida Alvear.

Mansiones devenidas en locales comerciales, pisos alfombrados y la presencia de música ambiental son parte del glamour que rodea comprar en estas exclusivas tiendas. Próximamente se espera la inauguración del salón de Rochas y la llegada de otras marcas como Gucci, Chanel y Gianfranco Ferré.

“Nuestro publico es mayoritariamente gente local, el turista extranjero compra pero en menor porcentaje, sólo notamos un aumento en ese segmento en el mes de noviembre, que es cuando se realiza el Campeonato Argentino de Polo. Si bien es verdad que existe la presencia de marcas internacionales todavía nos falta mucho para lograr algo importante y consolidarlo como un circuito de compras” remata, con un claro tono de seguridad un vendedor de la zona.
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En familia. Los porteños aprovechan sus ratos libres para pasear y mirar vidrieras en las siete cuadras comerciales de Alvear.


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