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domingo,
15 de
abril de
2007 |
Reflexiones
¡Y que viva el artículo!
Por Carlos Duclós / La Capital
No es necesario ir a Sófocles, cualquier vecino lo sabe y lo comprende, pero vale la pena recordar al griego: "Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo". ¿Hay impunidad en la Argentina? ¿Hay impunidad en la provincia de Santa Fe? ¿Por qué o por quiénes existe? ¿Cuál es la razón de que cada día en este país mueran no menos de 10 o 15 personas a manos de delincuentes y que alrededor de 4.000 familias al año deban ingresar al mundo de la angustia, de la que no se retorna, por la pérdida de un ser querido? Que cada lector proponga la respuesta que, por otra parte, es harto conocida, pero sirve ilustrar o mejor aún informar a la ciudadanía sobre algunas cuestiones en ese respecto. Vale narrar historias que dejan estupefactos a los que acceden a ellas. Historias como la que se relatará en esta reflexión de hoy. El hecho tiene como escenario a las ciudades de Rosario, Santa Fe y algunas otras del sur santafesino y como protagonistas a tres o más pesados delincuentes y magistrados y funcionarios de esas mismas urbes. Por especial pedido del informante, un funcionario del Poder Judicial preocupado por algunas actitudes que perjudican al ciudadano, se omiten los nombres de los protagonistas, pero se dan a conocer los hechos. Sólo se sugieren las víctimas y sus nombres no se dan a conocer, al sólo efecto de no amargarles el domingo o no decepcionarlos respecto de la justicia y de los jueces, porque, es justo decirlo, en el Poder Judicial santafesino hay muchos jueces y funcionarios (ojalá que sigan siendo la mayoría) diligentes, talentosos y empeñados.
La historia sirve además para señalar que no siempre, ni mucho menos de ello, es la policía la que no actúa como corresponde y que en más de una oportunidad recibe inmerecidas calificaciones o se le cargan responsabilidades que no tiene. Lo cierto es que dos sujetos estaban involucrados en el asalto a la sucursal de una entidad financiera de la ciudad de Rosario, para más datos ubicada en avenida Ovidio Lagos. Para que el lector tenga una idea de los antecedentes de uno de ellos dígase, de la larga lista, que figuran los siguientes delitos: una causa por robo y hurto en un Juzgado de Sentencia, con condena a tres años de prisión; más robos y más hurtos en otros juzgados; robo daño y lesiones; robo calificado por el uso de armas; tenencia de armas de guerra; tentativa de evasión (por cuanto el señor estuvo ya en prisión, pero recuperó su libertad); desacato, entre otros delitos.
Pedidos de captura
Desde luego esta joya tenía y tiene varios pedidos de captura Como consecuencia de éstos la policía de la ciudad de Rosario realizó una serie de procedimientos entre ellos allanamientos Uno de estos allanamientos dio como resultado que en la vivienda del sujeto se encontraron elementos que lo vinculaban con el robo calificado a la entidad crediticia Consultado el juzgado pertinente al parecer dio la siguiente orden que los elementos continúen secuestrados que al muchacho se le tome una declaración informativa y que se lo deje en libertad La historia cuenta que este muchacho está imputado de resistencia calificada a la autoridad abuso de armas y daño al comunicarse la preventora esto es la policía con el juzgado de Rosario el magistrado o la magistrado respondió que la detención del mismo no le interesa a ese magistrado y que se lo notifique que deberá comparecer a estrado a regularizar su situación
Pobre Vucetich
Pero esto es lo de menos Los investigadores tomaron conocimiento de que el señor que debe haber adquirido un reconocido respeto de sus camaradas de travesuras por la impunidad lograda estuvo involucrado en el robo a mano armada de una entidad crediticia del interior de la provincia En el lugar la policía científica halló varias pruebas que lo comprometerían a este hombre y entre ellas una huella dactilar del incriminado La respuesta del juzgado que debió actuar o que actúa en esta causa es digna de ser estampada en el créase o no de Ripley que se lo notifique de que constituya domicilio debido a que su señoría se encuentra de viaje y no tiene acceso a la causa Pregunta ¿ Hay algún ladrón de peso pesado en el mundo que notificará su domicilio esperará pacientemente la citación y se presentará al juzgado en la hora y fecha indicada por su señoría Si lo hay ciertamente más que ladrón es santo
Por lo demás, y de paso, pedir perdón al argentino Juan Vucetich, inventor de la clave dactilar usada por todas las policías del mundo, gracias a la cual se descubrieron cientos de miles de crímenes en todo el planeta. En otro juzgado, por ejemplo, se dijo que las pruebas reunidas eran insuficientes y en otro más la confianza del magistrado en el presunto autor de los hechos constituye todo un paradigma. Como el juez no tenía la causa en su poder no pudo determinar su detención. Y como antes y siempre: "recíbasele declaración informativa, cíteselo para mañana y déjeselo en libertad".
Naturalmente, el juez todavía debe estar esperando al acusado quien, por estas horas, debe brindar con Dom Perignon en algún lugar del Caribe. ¿Pero por qué el Caribe? ¿Por qué no Rosario o Santa Fe? Si total...
Otro de los muchachos de la banda fue detenido por robo calificado. ¿La víctima? El propietario de un comercio de una ciudad pegadita a Rosario. Se realizó un allanamiento y se incautaron varios juegos de chapas patentes, llaves y un revólver calibre 38 (arma de guerra). Desde el juzgado que intervino se ordenó el trámite de rigor: "declaración informativa y libertad", por cuanto los elementos secuestrados no eran prueba suficientes para, etcétera, etcétera. Con relación al secuestro del arma parece que se ordenó que no se adoptaran medidas. Al funcionario del juzgado no le interesaba la cuestión. ¿Y la tenencia de armas de guerra para qué figura en el Código?
La lista es larga, pero el informante de estos hechos parece que ha dado en el clavo al expresar a quien esto escribe, a modo de ironía, su pensamiento. No está demás reproducir el diálogo:
-Lo que pasa mi amigo, es que existe el artículo 301. Por tal artículo se dispone la libertad y se cita a los delincuentes para declarar más adelante. Imagínese, también ellos tienen su labor, su trabajo, su profesión y no es cuestión de andar impidiendo el derecho a trabajar".
-(Tras las desgraciadas risas) Debe ser así doctor, como usted dice ¿Pero qué le decimos a doña Rosa, a don Raúl, a los ciudadanos en general".
-(Sigue la ironía) ¿Ciudadanos? ¿De qué está usted hablando?
-Las personas, su derecho a vivir en una sociedad segura, doctor.
-¡Ah no, mire! Si empezamos con esas exquisiteces... Aquí la única verdad es el 301.
-Pero no recuerda usted lo que dijo Cervantes: "Los delitos llevan a las espaldas el castigo".
-¡Pero mi amigo! (más ironías y entre risas) Todos sabemos que su protagonista estaba rematadamente loco. Ojalá que la historia no sea tan así, como la pintó el informante, pero el 301, como el legendario colectivo 60 porteño, parece ser el artículo que conduce a todas partes, incluso a la libertad a los amigos de lo ajeno de la mano de algunos jueces que de garantistas se pasan a las nubes de la utopía ideológica (los vecinos, claro, a esta nube la conocen con otro nombre).
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