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domingo,
15 de
abril de
2007 |
Viajeros del Tiempo
Rosario 1905/1910
Las enfermedades infernales (II).
”Ni la enfermedad del sueño ni la de la osificación de los músculos se puede comparar con la que voy a describir a continuación. Los cabellos, en virtud de ciertos vicios de nutrición, de no sé que asimilaciones espantosas, se van hinchando y encarnando hasta que son como hebras de nervios y de carne, como apéndices tentaculares. Así, vuestra cabeza se convierte entonces en cabeza de Medusa, y cada cabello, si lo cortáis, si tiráis de él siquiera, sangra y os duele horriblemente. Los griegos -que en suma no fantasearon tanto como se cree, sino que hacían de sus mitos simples representaciones de seres, fuerzas y cosas existentes- a sabiendas de esta enfermedad imaginaron su Gorgona castigada por Minerva. Las culebras que se retuercen airadas en la cabeza de Medusa no eran más que la exageración de un hecho.
Pero yo he sabido o he soñado una enfermedad aún más terrible que las descritas. ¡Imagináos a un hombre a quien le duele el pensar, a quien cada pensamiento le produce una tortura física! Suponed que hay en el cerebro de este hombre una irritabilidad tal que cada célula sufre al “elaborar” el pensamiento y los que, al producirse, pinchan como un alfilerazo. Si el paciente fuera un político o un deportista, claro que esta enfermedad no sería de importancia, pero si se trata de un hombre de mucho pensar, su vida sería un solo y desgarrador ¡ay! Este mártir tendría insomnios y sólo podría dormir cuando se encontrara aniquilado por los anestésicos. Pero en cuanto se filtrara por su cerebro un rayito de pensamiento, se escucharía un grito lastimero que partiría el alma”.
Nota: A principio de siglo La Capital publicaba muy a menudo, y en páginas comunes, cuentos de autores nacionales o extranjeros. Esta obra es del escritor mexicano Amado Nervo y apareció en el año 1910.
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