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domingo,
15 de
abril de
2007 |
Panorama político
Rejuntes, internas y dedazos
Por Mauricio MaronnaNéstor Kirchner está que arde. Los números no le cierran en Capital Federal, Santa Fe, Mendoza y Córdoba. La ciudad de Rosario, la capital de la provincia cuyana y la Docta también desvelan al presidente, un encuestomaníaco como la mayoría de los primo cartelle. Y, salvo en Santa Fe, las internas parecen ser cosa del pasado.
"El que juega para el Pelado (por Jorge Telerman) se pasa al bando del enemigo", blanqueó un secretario de Estado, en la fase final de la ofensiva para que el opaco Daniel Filmus mueva el amperímetro, algo que parece más difícil de alcanzar que la participación de Newell's y Central en la Libertadores. El "afrancesado" y ubicuo Telerman le complicó la vida al jefe del Estado con su decisión de adelantar las elecciones porteñas para el 3 de junio. La Capital Federal es el imán político de la Argentina y para los medios nacionales adictos al gobierno ya es imposible tapar el sol con las manos.
Kirchner había lucubrado que Mauricio Macri sería el rival a vencer: para decir "misión cumplida" sólo hacía falta esperar el ballottage. En ese escenario tan particular del país que es la ciudad de Buenos Aires bastaba con trazar una raya y poner el término "progresista" en la primera línea de fuego. Macri sería en ese caso el "noventista", el "hijo del menemismo", el "regreso al pasado". Construcciones dialécticas estúpidas y reduccionistas que solamente pueden revestir la armadura de categorías éticas en un país donde hasta el uso de la palabra se ha bastardeado. En estos tiempos poco parecen importar las virtudes éticas y republicanas y, casi nada, la meritocracia como canal conducente hacia el poder.
El mito setentista
Ser setentista y progre hace revestir de una calidad superior a los portadores de esos adjetivos ¿ Alguien alguna vez se encargará de ecualizar lo que fue la década del 70 pródiga tanto en actos heroicos como abominables Plagada de imberbes que festejaban la muerte del adversario como si fuera un partido de fútbol de militantes condenados a la muerte por la cobardía de las cúpulas guerrilleras y de terroristas de Estado que terminaron de convertir a la Argentina en un campo de concentración
Pues bien, Telerman, ex cafierista, menemista, duhaldista e ibarrista, ha ensayado una jugada de ajedrez magistral con el simple hecho de mandarle un mensaje a la Casa Rosada: "Apoyo al presidente pero no soy su apéndice". Los kirchneristas (salvo con el socialismo santafesino) trazan una raya entre amigos y enemigos. "O están con nosotros o contra nosotros", es el leit motiv. Todas las fuentes consultadas por La Capital sostienen que desde la Casa Rosada empiezan a mirar con otros ojos una eventual victoria de Macri en Capital Federal, que la foto de Telerman con Carrió provocará escalofríos y que se han comenzado a activar carpetas, expedientes y recortes confidenciales sobre el pasado del jefe de Gobierno porteño. Que le pregunten a Juanjo Alvarez de qué van esas cuestiones.
La Coalición Cívica de Carrió, por ahora un rejunte de fracasados de la política a la hora de gestionar, de adictos al parapente que van desde un lugar hacia otro según desde dónde provenga el viento (a Patricia Bullrich ya no le quedan partidos o espacios en los que abrevar) y de intelectuales que se creen figuras estelares por el episódico hecho de frecuentar los programas de cable a la medianoche, es un intento de ampliar la mirada sobre el pasado pero dice pocas cosas sobre el futuro.
Lilita es lúcida (la mejor preparada de una clase política con luces apagadas), permite al ciudadano independiente, harto de las trapisondas de los políticos tradicionales, limpiar la conciencia e introducir la boleta con su nombre, pero se arroja de vez en vez en un laberinto lleno de espejos. Hasta hace pocos días, Telerman era una pieza más del tablero kirchnerista. Ahora es su aliado. Y luego de anunciar el próximo casamiento político declaró que el ex embajador en La Habana y diplomático en París y Washington constituye un "riesgo". ¿Y la intransigencia moral?
Pensando en Rosario
El festival de candidaturas en Buenos Aires tiene un link directo con Santa Fe Rubén Giustiniani se ha constituido en una referencia ineludible para la chaqueña que mutó de la ferocidad al amor por el habilísimo secretario general nacional del PS La gestión socialista en Rosario deslumbra al dream team intelectual y político que se mueve debajo de las luces de la gran ciudad Hermes Binner y Miguel Lifschitz son en ese sentido modelos de previsibilidad cuentas claras y vocación de triunfo También les sirve a algunos para lavarse la cara y maquillar las ojeras noventistas
A mitad de 2006, Carrió le dijo a La Capital: "Yo, en un año estoy en otro lado", harta de los pasilleos en el ARI, un partido que quedó envuelto en la peligrosa dinámica de la interna por los cargos. Y cumplió. Se siente mejor con el rabino cool Sergio Bergman que con la ristra setentista que abrevó en la agrupación que parece destinada a convertirse en un sello más. Juan José Sebreli, Bergman, Tomás Abraham, Jorge Lanata, Santiago Kovadloff y Alfonso Prat-Gay representan los nuevos satélites de Carrió. ¿Cómo se arma políticamente eso? Llamen a una pitonisa.
En los principales distritos del partido los postulantes se dirimen por encuestas o dedazos; solamente Santa Fe es atravesada por internas que, pese a su reciente puesta en escena, huelen a viejo en una realidad signada por el marketing. Sin embargo, aquellos modelos de construcción han terminado con los partidos políticos. Aquí todavía el PJ, el PS ¿y la UCR? tienen su marca.
Lo que le hubiera faltado al cierre de listas en la provincia es una renovación dirigencial, el alejamiento del peor cooperativismo a la hora de negociar las bancas y nuevos bríos, que necesariamente deberán llegar desde afuera de las estructuras.
El gobernador Obeid blanqueó el viernes que si triunfa la oposición buena parte del peronismo lo hará responsable de la derrota pero reivindicó la derogación de "la tramposa" ley de lemas. Con el sistema desterrado, hoy el justicialismo estaría en las vísperas de un nuevo triunfo y no denostado por los grandes columnistas nacionales, uno de los cuales escribió que "solamente un milagro podrá evitar el triunfo de Binner".
Agua maldita
En el caso local aparecen las deconstrucciones más ligadas a la estética del cineasta Lars Von Trier que a la realidad Obeid estaba terminando una buena gestión de gobierno cuando las inundaciones como una maldición del cielo pusieron a la provincia otra vez en las primeras planas Una jauría de movileros y enviados especiales se encargó como en 2003 de buscar carroña en la tragedia maximizar el desastre y describir a los funcionarios locales y provinciales como ineptos e insensibles Los periódicos no tienen piedad canta un grupo pop de irresistible ascenso en los charts.
La misteriosa Buenos Aires eclipsó las internas santafesinas, enfureció a Kirchner y amenaza con tragarse toda la información política. Por allí andará Macri saltando baches, Telerman besando hasta los postes de luz y Lilita rodeada de rabinos e intelectuales.
Kirchner comprueba que tras el asesinato de un docente en Neuquén empiezan a filtrarse datos de Santa Cruz, provincia que tiene trabadas las paritarias desde el 91, con maestros que ganan 161 pesos de básico y militarizada hasta en los jardines de infantes. Pese al crecimiento de la economía, a los casi 38 mil millones de reserva en el Banco Central y a los encuestadores a sueldo que elevan su imagen hasta las nubes, las provincias más importantes y los centros urbanos van camino a votar a opositores o a dirigentes históricos del PJ que alguna vez dijo detestar. Ver a Daniel Scioli cerca de retener la provincia de Buenos Aires (alguien a quien alguna vez mandó al placard) tampoco le cae en gracia.
Seguramente el presidente (o su esposa) ganará por amplio margen las presidenciales de octubre, pero un nuevo mapa federal lo obligará a cambiar ese estado de crispación permanente en un país que necesita más sentido común y menos charlatanería desde el atril.
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