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domingo,
08 de
abril de
2007 |
Entrevista a Antonio Cafiero
"Kirchner es un sabio político porque sabe manejar el poder
Consideró que el presidente no dejará de ser peronista porque es su base de sustentación política
Daniel Leñini / La Capital
Interesa la opinión de Antonio Cafiero por tratarse de alguien que, como hubiese dicho Juan Perón, está largamente amortizado. Nacido en 1922 (cumplirá 85 años en septiembre), Cafiero -10 hijos y 37 nietos- hace tiempo no integra la corte de aduladores de nadie ni responde a líneas internas. Balconea la política desde el llano tras su paso por el Senado hasta el 2005.
Ministro de Comercio Exterior del primer peronismo (1952-1954) y de Economía en el segundo (1975-1976), su nombre figurará en cambio en los manuales de historia que reflejen el período democrático inaugurado luego, tras la dictadura, en 1983.
Pues Cafiero fue el artífice del renacer justicialista que significó su triunfo en provincia de Buenos Aires en 1987, durante la presidencia de Raúl Alfonsín. Principio del fin del alfonsinismo, ese día el peronismo se sacó el respirador.
Y tan sólo un año más tarde, ya gobernador, participó de otra elección (interna esta vez) que a casi 20 años sigue apareciendo ejemplar en la historia no solamente del PJ, también de todos los partidos políticos. Cayó frente a Carlos Menem por la candidatura a presidente de la Nación, contra todos los pronósticos. Cafiero-De la Sota versus Menem-Duhalde, ese día comenzó a escribirse otro capítulo de la Argentina.
-Tras más de medio siglo, ¿el peronismo cumple el legado de su fundador?
-Sí. Hay tantas definiciones del peronismo como interesados en conocerlo, pero tiene una condición que explica su permanencia: se adapta a las nuevas situaciones del país y del mundo. Mientras el peronismo conserve esa adaptabilidad y no se aferre a conceptos ideológicos inamovibles seguirá siendo la fuerza popular decisiva en la Argentina.
-¿Entonces esa frase de Cafiero, "somos lo que la gente quiere que seamos" se amplía a "somos lo que el mundo espera que seamos"?
-No. El mundo no nos conoce sino a través de una imagen distorsionada, la del pensamiento filosófico e intelectual del liberalismo, el liberalismo de derecha o de izquierda, que siempre vio en el peronismo a un adversario difícil de entender, de explicar y de vencer.
-Para octubre, ¿Néstor o Cristina?
-Me lleva a un terreno que me privo de opinar. Hay que superar este tipo de eventos, lo coyuntural, las cuestiones menudas de la política electoral. De lo contrario, seguiremos olvidando el pensamiento estratégico de los próximos 25 años.
-¿Pero las cuestiones estratégicas no las definen los actores del momento?
-Sí, claro. Pero déjeme dudar de que una elección pueda virar totalmente la política de un país. Las elecciones francesas muestran un partido socialista que no se distingue mucho del partido gaullista; en Gran Bretaña podría decir lo mismo, en Alemania también. Y en América latina la izquierda se confunde con la derecha; esa es la gran desazón que sufren los ideólogos de la izquierda, que se dan cuenta de que no tienen forma de diferenciarse y están atrapados. En Argentina pasa lo mismo, hay una convergencia hacia el centro de conservadores, radicales, los llamados progresistas y los peronistas. Pero el peronismo es un fenómeno único: no perderá su individualidad para adaptarse a otro estilo de hacer política.
-¿Queda algo de la transversalidad?
-Fui uno de los que desde los inicios la juzgó como uno de los procesos incompatibles con la esencia histórica del peronismo, que nunca admitirá que su identidad se desvanezca, se diluya ante amagues filosóficos intelectuales.
-¿Y ahora, impuesto por la circunstancia, ve a un Kirchner más peronista?
-Kirchner ha demostrado que es un sabio político. Nunca va a dejar de lado el peronismo ni dejará de ser peronista. También hace a su estabilidad política. Es su base de sustentación.
-¿Por que otra razón es un sabio?
-Es un hombre que sabe manejar bien el poder, arte muy difícil. Ha demostrado tener un amplio manejo pese a las críticas que se le hacen de que rebaja la calidad institucional o tiende al hegemonismo. Rescato en él esa personalidad que no tuvieron antecesores como Fernando de la Rúa o el mismo Raúl Alfonsín en alguna medida. Yo creo en las personalidades fuertes, en los políticos con capacidad de tomar decisiones e imponerlas a sus pares. Rechazo la tesis de las imposiciones forzozas, a pesar de que se me podría decir que Perón era autoritario. Sí, Perón era autoritario (no totalitario) en un momento de gran transformación de la Argentina que necesitaba autoridad. Y Perón la tuvo y la ejercitó. Y yo lo aplaudí y lo sigo aplaudiendo. Ahora, en otro escenario, hacía falta un hombre con personalidad, que se plantara con firmeza ejerciendo un poder que la gente le da, que deviene de la voluntad del pueblo.
-Queda, según su análisis, la sensación de que los únicos presidentes que supieron manejar el poder son de signo PJ: Menem, Duhalde y Kirchner.
-Sí, claro. Menem sabía manejar el poder pero se excedió, cayó en frivolidades antes que ideas o principios estratégicos. Pero Kirchner no puede ser catalogado así. De manera que respeto su capacidad, no todos pueden estar conformes, pero no se le puede negar que ha hecho un uso inteligente del poder.
-¿Ganan Daniel Scioli en provincia de Buenos Aires y Jorge Telerman en Capital Federal?
-El panorama de la provincia está muy claro porque pienso que la figura de Scioli, aunque no es un hombre de la provincia, tiene la suficiente entidad y penetración política para ser el futuro gobernador, además de no haber nadie que se le pueda acercar para disputarle esa posición. En cuanto a Telerman, ustedes los periodistas deberían hacerme un homenaje porque nació a la vida política al lado mío. Y es el único hombre proveniente de los medios que va a ocupar un cargo importante en la política argentina. Si no gana, le va a pegar en el poste.
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Fotos
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Cafiero participó de los gobierno peronistas pre y pos dictadura.
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