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domingo,
08 de
abril de
2007 |
Opinión: Dueños del fútbol
No quedan dudas que en el fútbol los jugadores arman y desarman las cosas. No sólo manejan a muchos de los técnicos y a varios dirigentes, sino también a la gran mayoría de los periodistas. Vamos por parte. Saben, y no están equivocados, que son el patrimonio más importante de los clubes con fútbol. Con sus ventas se hacen obras, cobran los que quedan en el equipo y refuerzan el plantel. Cuando no les gusta la forma de dirigir del técnico, hasta suelen ayudar a su caída, y cuando lo bancan se matan por no perder. Y para evitar que alguien se corte solo en los momentos de gloria, abandonan el campo de juego todos juntos, ganen o pierdan. Aceptan que el técnico, para que aplaudan a la figura, haga el cambio cuando faltan minutos para que finalice el partido. Está arreglado también no mandar "en cana" al compañero que le entrega mal un pelota y prueba de ello es el aplauso del que sabía que no la podía agarrar ni con una moto. Pero todo tiene un motivo.
Hasta hace algunos años, el famoso 15 por ciento en las transferencias se los comían los clubes o algunas manos traviesas. Hoy hay que poner el cheque del jugador en Agremiados y no hay cuentos que valgan. En esto le están pasando factura a los dirigentes, y si algo faltaba, les metieron a los representantes y ya no tuvieron mas contacto con ellos, y no se sentaron nunca más para arreglar sus contratos. Además, cuando llegan los pedidos y no los quieren vender, la respuesta es: "Bueno, entonces hay que pagar un contrato similar al que se pierde por no ser transferido".
Sobre algunos de estos temas es bueno señalar algunos hechos que se produjeron en los últimos años. A Carlos Bianchi, un técnico que ganó todo, los jugadores de Boca se mataban en cada jugada porque promocionaba pocos jugadores de las inferiores y era muy leal y de palabra. Así me comentaba el Pato Abondanzieri, cuando le dijo: "No se vaya, si vendemos a Córdoba usted es el titular". Y lo cumplió. O como contara en un programa de cable, Ricardo La Volpe: "El error que cometí en Boca fue decir si no salgo campeón me voy". Y después ocurrió lo increíble.
Todo pasa por los jugadores. Ellos son los que ganan los partidos, pero lo pierden los técnicos. Ellos piden cobrar premios especiales cuando ganan algo, pero nada devuelven en las derrotas. Y la más sabrosa. Como saben que la gran mayoría de los programas de televisión necesitan a los jugadores en sus mesas, obligan a esos periodistas a no hacer ningún tipo de crítica sobre su actuación, y cuando están en el programa, no deben hacer ninguna pregunta comprometedora, es decir le deben tirar centros para que se luzcan. En otras palabras, cambian su presencia por halagos, muchas veces exagerados.
Y lo último. Desde que asoman como promesas, tienen mucho tiempo libre, eso los hace observadores, calculadores y desconfiados, y esto es una ayuda para moverse como pez en el agua en un ambiente que todos quieren llevarse algo. l
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