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domingo,
08 de
abril de
2007 |
Un scout que hizo suyo el Batallón 121
"Uno ve las caras de los más chicos y no puede hacer otra cosa que involucrarse con esta tarea. Hay gente que perdió todo. El que posee más tiene que dar", afirmó con seguridad Alejandro Carrasco. Tiene 19 años, es scout y prácticamente se instaló en el Batallón 121 para colaborar con los evacuados.
Sin intenciones de hacerse notar ni obtener nada a cambio, no faltó un día al Batallón y se ocupó, entre otras tareas, de entretener a los más pequeños con diversos juegos. Cuando el clima mejoró, pudo organizar partidos de fútbol en el parque, al que nadie quiso faltar.
Su historia personal lo hizo madurar temprano. Cuando era chico perdió a su padre y a los 12 años tuvo que comenzar a trabajar como ayudante de albañil. A los 14, pasó a formar parte de los Scouts y nunca más dejó este grupo.
Junto con sus compañeros, también clasificó ropa y estuvo pendiente a cada momento de lo que hacía falta. "Esta tarea me llena de orgullo y me emociona", confesó Alejando con cierta timidez y piel de gallina.
De personalidad multifacética, también es un amante de la música, de "todo tipo", según dijo, lo que lo llevó a trabajar como disc jockey en un salón de fiestas ubicado en Pellegrini y Francia. Reparte su tiempo entre los scouts, la solidaridad y la música, y combina todas estas facetas sin problemas.
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