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domingo,
08 de
abril de
2007 |
Un dolor
evitable
El 1 de abril sufrimos la pérdida de un ser muy querido. Los servicios brindados por cochería Bassi en su sala velatoria nos hicieron pensar que el tránsito a la inhumación transcurriría también en un sereno marco de dolor y recogimiento, idea que se sostuvo al llegar al cementerio Parque de la Eternidad de Granadero Baigorria, un espacio que transmite profunda paz. Pero nos equivocamos. En el lugar esa calma fue violentamente quebrantada por el estruendo de la caída descontrolada del ataúd al fondo de la fosa cavada. Una de las cintas que lo sostenía se cortó y la otra mostraba signos evidentes de deterioro. El estupor nos invadió. La angustia se hizo mayor aún ante la penosa espera de recursos para ascender el cajón que había quedado invertido. Fue necesaria la participación de familiares para que, luego de varios intentos, se lograra el propósito buscado. El féretro descendió entonces lentamente y la ceremonia de despedida se realizó con la lógica tristeza de momento, potenciada por la situación vivida. No se puede revertir el hecho natural e inevitable de la muerte, pero sí se puede evitar el error humano provocado por la negligencia del hombre. La dignidad y el respeto que merece toda persona, inclusive hasta su última morada, así lo exige.
Norma Beatriz Piñeiro
LC 5.803.030
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