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domingo,
01 de
abril de
2007 |
[Homenaje] - Rodolfo Walsh y su legado
Cada vez más presente
Jorge Lafforgue, Patricia Walsh y gran cantidad de público debatieron sobre el escritor y periodista
La escritura y la militancia, el legado actual de una obra y una práctica cuestionadoras y la extensión de las celebraciones de que ha sido objeto fueron algunos de los temas centrales en “Los oficios de Rodolfo Walsh”, un homenaje al escritor que se realizó en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia con la participación de Jorge Lafforgue y Patricia Walsh.
El homenaje, que contó con la organización del Sindicato de Prensa de Rosario y la coordinación de la periodista Alicia Simeoni, se realizó ante una sala colmada de público. “Antes que hacer una exposición queremos la participación y el diálogo con ustedes”, aclaró Lafforgue, y la invitación habria de ser aceptada, ya que al cabo de las intervenciones de los panelistas hubo un extenso diálogo.
Compilador de “Textos de y sobre Rodolfo Walsh”, autor de “Cartografía personal” y “Asesinos de papel”, entre otros textos, Jorge Lafforgue fue el primero en hablar. Propuso indagar las razones de “los malentendidos” sedimentados alrededor de la obra de Walsh y en particular la oposición entre su trabajo como escritor y como militante. “¿Por qué privilegiar uno u otro en su conducta que es clara?”, se preguntó a su vez.
Lafforgue recordó los orígenes del Walsh escritor en el género policial para destacar que “los procedimientos del policial están presentes en todos sus textos”, a partir de “Operación Masacre”, su investigación de los fusilamientos de José León Suárez (1956) que dio origen al género testimonial en la Argentina y al proceder por el entrecruzamiento de géneros “diseña una instancia superadora”.
En otro pasaje de su lectura, Lafforgue dijo que “Walsh hace de la máquina de escribir un arma eficaz”, con la cual “dirá no a una literatura sumisa, no a una literatura de las buenas conciencias”. Y al cerrar señaló que “sólo ese gran escritor” pudo escribir la “Carta abierta a la Junta Militar”, firmada el 24 de marzo de 1977, un día antes de su desaparición. “La moral nunca se puede jugar en un sólo frente y Walsh, escritor y militante, lo sabía”.
Por su parte, Patricia Walsh, hija del periodista y escritor y ex diputada nacional por Izquierda Unida, aludió a la serie de homenajes —”alguno bastante oficialista y desagradable”— que ha recibido su padre. “Algunos le hubieran parecido graciosos —dijo—. «Me homenajean aquellos que jamás habrían coincidio conmigo», diría”. Luego exhortó a “generar nuestros propios homenajes, en el sentido de construir un homenaje a un luchador, desde un lugar de compromiso con el propio homenajeado”.
Walsh entretejió el recuerdo de su padre con la coyuntura política y el oficio mismo de los periodistas. “Si seis mil santacruceños salen a la calle a reclamar por un aumento de salario y ningún medio de Santa Cruz lo dice, eso es una noticia dentro de la noticia —apuntó—. Con estas cosas estaría comprometido Rodolfo Walsh. Si alguna herencia tiene, no es el poder económico concentrado sino los trabajadores de prensa y los militantes populares”.
Pasado y presente se tramaron luego en el diálogo con el público. La Escuela de Mecánica de la Armada, la figura del Emilio Massera, el prólogo de Ernesto Sabato al “Nunca Más” (“fue miserable escribir eso”, dijo Walsh en relación a la teoría de los dos conciencias, “algo que envenenó las conciencias”) y la desaparición de Jorge Julio López fueron algunas de las cuestiones que surgieron en el debate. En la Argentina, señaló la dirigente política en una de sus últimas intervenciones, “hay impunidad, hay grupos de tareas y hay genocidas que quieren ser anmnistiados”.
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Fotos
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Jorge Lafforgue y Patricia Walsh durante el homenaje a Rodolfo Walsh.
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