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 sábado, 31 de marzo de 2007  
La resistencia docente que convocó a la comunidad durante la década del 90
Carpa Blanca: a diez años del ayuno de los maestros que movilizó al país
El 2 de abril de 1997 la Ctera llevó al Congreso el reclamo de mayor inversión educativa

Matías Loja / La Capital

Una década ha pasado ya del inicio del que fue, tal vez, el símbolo más patente y fuerte del reclamo de los docentes argentinos durante los '90. La Carpa Blanca, instalada frente al Congreso nacional, convocaba hace diez años a miles de maestros de todo el país en pos de una mejora en el financiamiento educativo.

La letra de la polémica ley federal, sancionada en 1993, aseguraba un incremento paulatino de las partidas destinadas al sector, aunque mes a mes, el salario docente no se sentía partícipe de esa promesa, lo que motivó que el 2 de abril de 1997, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) tomara la decisión de instalar en la Plaza de los Dos Congresos de la ciudad de Buenos Aires una enorme carpa para hacer sentir su reclamo.

Si la década pasada puede decirse que estuvo atravesada, también en materia educativa, por la experiencia neoliberal, la Carpa Blanca es una de las imágenes más potentes que evocan la resistencia a este modelo. La Ctera, encabezada entonces por Marta Maffei, y los ministros de Educación de la Nación Susana Decibe y Manuel García Solá, fueron las caras más visibles de esta confrontación. Disputa que evidenciaba también los síntomas de debilidad en la aplicación concreta de la ley federal, que afloraban cada vez más. Desde uno y otro lado de la vereda, la escuela pública volvía a ser el eje de discusión política.

Según fuentes sindicales, más de 2.800.000 personas pasaron por el lugar durante los 1003 días en que estuvo en pie esta medida. Cerca de 1.500.000 ciudadanos firmaron el petitorio que sostenían los más de 4.500 docentes que entre 1997 y diciembre del 99 ayunaron, en distintos momentos, frente al Congreso nacional.

Ernesto Sábato, Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, León Gieco, Luis Alberto Spinetta, Silvio Rodríguez y China Zorrilla fueron algunas de las personalidades más destacadas que pasaron por la Carpa Blanca para brindar su apoyo. Un hecho que sin lugar a dudas logró poner a la educación en el centro de la agenda nacional, más allá de la fuerte adhesión o los gestos de rechazo a este acontecimiento. Entre estos últimos, el capítulo más recordado es probleblemente la carta escrita por María Elena Walsh, cuando a fines de diciembre de 1997 sugirió que la carpa “debía tomarse vacaciones”, medida a la que consideraba como una “larga protesta multimediática se ha convertido en moda”.

  

Ayuno santafesino  

Mirta Srahulek, de la Escuela Nº 1.279 Brigadier Estanislao López, fue la única rosarina, de un grupo maestros de la provincia que durante los primeros meses del 98 ayunó en la carpa. A la distancia que marcan los diez años del inicio de esta acción docente, la educadora opina que este hecho significó, más allá del reclamo salarial en sí, un espacio de unión y encuentro con el resto de la sociedad.

“En ese momento había una unión y un lazo muy fuertes con todos los sectores, contra el enemigo común del menemismo, a diferencia de hoy, donde parece que estamos unos contra otros, sobre todo entre padres y docentes”, destaca la maestra rosarina de la Escuela 1.279.

Para Srahulek, si bien los sueños y utopías son diferentes a los de entonces, considera que sería interesante reeditar, con distintas características, alguna experiencia que vuelva a aglutinar a los maestros de las distintas provincias, ya que si bien este comienzo de año mostró que los reclamos en las distintas jurisdicciones son similares, los reclamos están “totalmente aislados unos de otros”.

“Esta protesta marcó un hito en la historia de las luchas docentes, porque significó un gran esfuerzo lograr que la educación se convierta en una cuestión nacional, y que la gente entienda el por qué de la protesta”, comenta Estela Toledo, docente y representante de Amsafé del departamento San Jerónimo, quien a mediados de 1999 integró otro de los grupos de educadores santafesinos que pasaron por esta manifestación.

La ley Nacional Nº 25.053, que creó el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid), marcó el fin de esta singular protesta, que estuvo a punto de retornar cuando el gobierno del entonces presidente Eduardo Duhalde mantenía un importante atraso en el pago de esta bonificación nacional.

Diez años han pasado ya de la instalación de la Carpa Blanca, que podría inscribirse como una de las últimas grandes protestas sindicales de la Argentina del siglo pasado.

Espacio del que puede afirmarse que si bien comenzó como un reclamo gremial, tuvo el mérito de transformarse en el lugar donde no solamente se congreraron distintos actores sociales, culturales, de la vida politica y ciudadana, sino tambien en el que se dejó al desnudo qué pasaba y cuáles eran los planes para la educacion pública en los años marcados por el neoliberalismo.
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