El torrente detonó malos recuerdos para los vecinos

Mientras los vecinos de Fisherton Norte viven el drama de las aguas hinchadas del arroyo Ludueña, en el otro extremo, a la salida de su entubamiento en Portugal y la avenida de los Trabajadores, los vecinos de los barrios Sarmiento, Arroyito y Alberdi miraban con sorpresa el nivel alcanzado por la crecida. Casi al borde de la calle, el torrente lamía las defensas y remitía a los malos recuerdos de la inundación de 1986.

"Hace muchos años que no estaba así", comentó Alberto, de 65 años, que vive a dos cuadras del lugar y fue uno de los tantos curiosos que se acercaron hasta el lugar, munidos de paraguas y pilotos, para ver con sus propios ojos la nueva atracción de la zona. Otros se asustaron por la fuerza del agua y prefirieron volver sobre sus pasos.

Sin embargo, todas las autoridades, incluida la vicegobernadora María Eugenia Bielsa, insistieron en que el mecanismo de reclusas y el entubamiento "funciona con normalidad", y que no "hay riesgo de desbordes".

Sin embargo, los vecinos recordaban cuando el arroyo expulsó a miles de rosarinos de sus casas, se llevó sus pertenencias y desató un movimiento que terminó con la inundación.

"Me acuerdo, era chico, y mi papá me trajo acá a ver el desastre, el arroyo se llevaba las cocinas, las camas, las heladeras, todo. Ahora está alto, pero en el barrio no hay evacuados", comentó Jorge, de 30 años, vecino del lugar "de toda la vida".


Tachos y desagotes
Sobre el arroyo y frente al shopping El Portal está la guardería náutica Malvinas Argentinas Allí ocho hombres se dedicaban a desagotar las embarcaciones con tachos cuidando las lanchas y canoas Igual la guardería también tiene agua dijo Manuel Alé en plena tarea guarecido con un grueso piloto verde

Sus compañeros de tareas reían bajo la lluvia saltando de bote en bote y cuidando de no caer en un arroyo imparable y que no alcanza a drenar normalmente por la altura del río Paraná, que alcanzó ayer los 5,31 metros, la cota de emergencia.