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miércoles,
21 de
marzo de
2007 |
La mejor cara
Córdoba le sumó gol al buen juego y vapuleó a Atlanta
Elbio Evangeliste / La Capital
Cuánta falta le hacía a Central Córdoba un resultado como el de ayer. El juego exhibido no distó demasiado de lo hecho en otras oportunidades, pese a que en la mayoría de los casos terminó con la cabeza gacha, pero sólo Oscar Santángelo y sus jugadores saben de la importancia de haber marcado cuatro goles. Más aún cuando era necesario recuperarse de una derrota. Por eso ni el más optimista podía imaginar que el partido ante Atlanta podía quedar sellado en el primer tiempo. Si hasta el 4 a 1 final terminó siendo un buen precio para el bohemio. Es que la efectividad, resaltada por todos como el punto crucial de la victoria, no fue tal. ¿Cómo? Sí, un equipo apenas un poquito más certero hubiese terminado ganando por una diferencia mucho mayor.
Igual, es lo menos cuestionable. Porque ante el desafío de levantar la cabeza tras la derrota ante Italiano, el charrúa tomó el toro por las astas y marcó un territorio que defendió con la efectividad que suele otorgar el correcto dominio del balón.
Atlanta también propuso lo suyo, por eso el partido amaneció con un ida y vuelta interesante, pero la expulsión de Montiquín (paró la pelota con la mano antes que traspasara la línea de sentencia), a los 21', planteó otro escenario. Punto también a favor para el charrúa. Porque más allá de que Bezombe cambió penal por gol, el espíritu siguió siendo el mismo.
La exquisita definición de Raschetti, a los 29', aportó más tranquilidad aún, aunque para mantenerla fueron necesarias unas cuantas intervenciones de Lacerre (a esa altura Farré estaba amonestado y Atlanta entraba con facilidad por el centro).
De todas formas, la sensación dominante era que cuando se lo propusiera, Córdoba podía liquidarlo. Y todo quedó prácticamente resuelto cuando Armani no perdonó tras el centro de Bochietti (39').
La siesta que la defensa charrúa durmió a los 4' del complemento y que Raúl Pérez aprovechó para marcar el descuento no dio ni para empezar a torcer la historia. ¿Por qué? Porque el 80 por ciento de las veces que Córdoba cruzó la mitad de la cancha con la pelota al pie hubo olor a gol. Pero sólo Bochietti acertó a los 28' en lo que fue una catarata de situaciones desperdiciadas.
Igualmente, ese costado del análisis hoy es secundario. Porque al fútbol que suele mostrar, esta vez el Matador le sumó goles y así, todo sirvió para mostrar su mejor cara. Algo que debería repetirse con mayor asiduidad.
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