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sábado,
17 de
marzo de
2007 |
La otra cara
de la moneda
Soy taxista desde hace 25 años. El jueves pasado leí en esta sección la carta de Cintia Donatia que se quejaba porque un colega no la llevó hasta Villa Gobernador Gálvez. ¿Esta señora sabrá que el servicio, bueno o malo, termina en los límites de la ciudad? Después se cobra una sobreasignación a convenir entre pasajero y taxista (ordenanza 2.295/ artículo 32). ¿Saben todos los pasajeros que el máximo de personas transportadas son de cuatro pasajeros (niños o adultos)? ¿Sabrán que solamente el taxista está obligado a llevar gratis dos valijas o bultos, y por cada bulto excedente se cobrará una sobreasignación? ¿Sabrán que el turno de espera máximo es de 5 minutos, después se cobra adicional? Los taxistas roban valijas, cochecitos, y los pasajeros los hacen parar pasando la bocacalle, en doble fila y se escapan en contramano o suben a un edificio sin abonar el viaje. Veamos las dos caras de las monedas, ¿no?
Alberto Rita, DNI 6.062.319
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