|
domingo,
04 de
febrero de
2007 |
Masajes para embarazadas
El embarazo es un proceso psicobiológico que se desarrolla dentro de un marco sociocultural, cuya duración aproximada es de 9 meses desde el momento de la concepción hasta el parto; y el puerperio que es el período posterior al nacimiento del bebé. De este modo habría que considerar de suma importancia la salud de la madre y del niño, no sólo durante el momento del parto sino también durante las etapas que rodean al nacimiento.
La reflexología (disciplina milenaria basada en el masaje, y digito presión puntual de determinadas áreas del cuerpo, en especial de los pies donde está representado todo el organismo), brinda en esa etapa especial de la vida de la madre y del bebé, un estímulo para el normal desarrollo de todos los procesos, tantos internos como externos, vivenciados por ambos.
Desequilibrios frecuentes
Luego del diagnostico de embarazo, y de los primeros controles médicos (obstétricos particularmente), la práctica de sesiones de reflexología es aconsejable para aquellas mujeres que además de los métodos convencionales, desean o necesiten un tratamiento particularizado de las molestias, y de las problemáticas emergentes durante el embarazo. Los desequilibrios más frecuentes que el reflexólogo puede aliviar o abordar se presentan a nivel físico y anímico:
Vómitos, pirosis y mareos.
Trastornos del apetito.
Dolores de espalda.
Congestiones venosas y linfáticas de la pelvis y las piernas.
Aparición prematura de contracciones.
Hipertensión arterial.
Hipotensión arterial.
Infecciones urinarias.
Trastornos anímicos.
Después del parto
Entre los desequilibrios posteriores al parto, los más frecuentes son:
Contracciones uterinas intensas.
Espasmos de la vejiga.
Incontinencia vesical.
Dificultades en la lactancia.
Falta de tonicidad.
Episiotomía dolorosa.
Tristeza o depresión.
En estos casos existen puntos concretos sensibles a la estimulación en los pies, que a través de la digito presión puntual, y maniobras manuales podales y verbales pueden ser abordados de forma adecuada.
Si se considera la participación de la reflexología durante todas estas etapas, la madre debe insistir en el control periódico, nutrición adecuada, y educación prenatal por parte del obstetra, como también en el diagnóstico y tratamiento médico o psicológico de los desequilibrios o patologías que se puedan presentar.
Es recomendable la regularidad de las sesiones, aproximadamente una vez por semana, y en especial a partir del 4º mes de gestación. En cuanto a la aplicación de los estímulos manuales, son dosificados para alcanzar un nivel de relajación, no un elemento más de irritación o carga para la madre.
La duración de las sesiones es aproximadamente de 40 minutos, de esta manera los reflexólogos nos aseguramos de la efectividad del tratamiento a corto y mediano plazo para modificar y corregir los desequilibrios originados. Las zonas reflejas pueden ser evaluadas en el transcurso normal de las sesiones, o proponer una sesión particular de menor duración.
Es recomendable el reposo posterior de unos 20 minutos con la posibilidad de prolongarse, si es necesario y conveniente.
Tanto para la madre como para el reflexólogo, es posible vivenciar la simbiosis de esos dos seres que constituyen una totalidad.
En esta cuestión también tendríamos que incluir a los familiares más cercanos, en especial al padre, quien puede tener una participación activa con la instrucción del reflexólogo sobre algunas maniobras o técnicas específicas para que realicen entre las sesiones.
Estas sensaciones ayudarán a la madre y al pequeño en una de las experiencias más maravillosas de la vida.
Juan Marcelo Encalada
Reflexólogo
[email protected]
enviar nota por e-mail
|
|
|