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domingo,
04 de
febrero de
2007 |
Equilibrio mente-cuerpo
La fórmula de la vitalidad
Actualmente el fantasma de la fatiga aparece como una amenaza para frenar acciones y desarmonizar la realidad de nuestras vidas. El ser humano suele rendirse ante los signos del cansancio, y muchas veces no se permite una adecuada recuperación. Esto puede generar que ese estado se “apodere” de las energías corporales y mentales de un individuo, y lo conduzca a diferentes perturbaciones que se manifestarán en la salud.
Para evitar que esto suceda habría que aclarar el concepto de vitalidad. Todos deseamos una imagen activa. Pero se debe entender qué significa un estado vital y considerar que un cuerpo con vitalidad, aparte de prevenir enfermedades, ayuda a eliminar y mantener alejada las emociones negativas que tienen un habitual protagonismo en momentos de cansancio y exigencias.
Un cuerpo y una mente vital, motivados por acciones específicas, son capaces de estimular ese laboratorio bioquímico ubicado en el cerebro y producir sustancias llamadas endorfinas, las mismas que en la industria farmacéutica se ofrecen en forma de medicamentos para tratamientos antidepresivos. La diferencia es que al ser producidas por nuestro organismo los beneficios de bienestar y relajación son mayores que si las ingerimos a través de una vía externa en forma de píldoras.
Conciencia del todo
Por un lado la ciencia define al cuerpo humano como un conjunto de huesos, órganos y músculos; y por otro como una compleja integración bioquímica solamente sin darse cuenta que se interpreta una parte del todo. Una mayor actitud de conciencia hacia ese todo es lo que puede darnos una mirada más amplia sobre lo que podemos entender por vitalidad. Observar el espíritu, el cuerpo y la energía en forma integrada nos puede facilitar la visión sobre qué es vitalidad.
En un principio debemos partir de la consideración que todo movimiento es expresión de vitalidad. Si descuidamos el instinto de movimiento puede acarrarnos consecuencias negativas para nuestra salud. Mucho tiempo delante de una computadora, sentado al volante de un vehículo o todo tipo de trabajos realizados sobre escritorio atentan contra la vitalidad del organismo, por eso una actividad física es clave para lograr sensaciones y estímulos de vida.
Toda acción que realicemos con el cuerpo está conformado por una serie de características donde entran en juego en forma integrada lo psicomotriz, lo biológico y lo psicológico. Disciplinas como el Tai Chi Chuan, originaria de la China milenaria, trabajan intentando la unidad mente - cuerpo, donde el movimiento y coordinación se fusionan con el control de la respiración y una mente relajada. La actividad física debe estar adaptada a las condiciones de cada individuo.
También, una buena nutrición está relacionada con la actitud del cuerpo. Una de las principales fuentes que suministra energía son los alimentos; la calidad de nuestra energía va a estar directamente relacionada con lo que ingerimos. Además se debe incluir al oxígeno que respiramos como un alimento vital. Se debe enseñar al cuerpo a alimentarse y nutrirse de oxígeno. La combinación de una buena oxigenación junto a una alimentación sana produce sustancias químicas que favorecen la generación de energías. Esta es la base para desplegar la vitalidad.
Sin embargo, la actividad física y una buena nutrición son sólo una parte. A esto se suma la voluntad para lograr que la acción deseada se ejecute de la mejor manera, y con la finalidad que buscamos. Nuestra mente debe estar enfocada en lo que deseamos. Cuando utilizamos los músculos para cualquier acción, el sistema nervioso, los pensamientos y también nuestras emociones entran en funcionamiento. El mayor administrador de esa energía será nuestra mente, por eso la actitud y la voluntad son fundamentales para poseer vitalidad, y emplearla en los logros deseados.
Fuerza interior
vor despierta en su interior fuerzas poderosas. Es el poder que tenemos en nuestras manos para encender los motores de la vitalidad. Despertar las ganas de estar mejor pondrán en funcionamiento la maquinaria bioquímica que moverán nuestros músculos y huesos, iniciando el proceso para sentirnos vitales y en estado de óptimo bienestar
Los artistas marciales saben que ser una persona con vitalidad no requiere de la fuerza de los músculos, sino de ejercitar la fuerza de voluntad como disciplina.
Si cada cosa que hacemos le ponemos amor es difícil que nos encontremos cansados, sino más cercanos a una sensación de felicidad.
Tanto el entusiasmo como una actitud positiva son la mejor prevención ante la falta de vitalidad y sensación de fatiga. Si tomamos conciencia de este poder estamos dispuestos a ganar una gran batalla.
Daniel Capello
Instructor de Tai Chi Chuan
[email protected]
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