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 domingo, 21 de enero de 2007  
Escobar
Volver al lado salvaje
Tamaikén, un parque temático para encontrarse con la naturaleza en la provincia de Buenos Aires

Clarisa Ercolano / La Capital

Emplazado en el partido porteño de Escobar, Temaikén es un refugio de características naturales que invita a un encuentro con lo salvaje, con lo exótico y también con lo autóctono. Una visita estándar al parque exige al menos dos horas y media de recorrido donde la naturaleza sorprende a cada paso. Ya en las inmediaciones del parque, un impresionante dispositivo de audio permite escuchar una reproducción de sonidos selváticos que invitan al ingreso. Y una vez adentro, el primer contacto se establece con los flamencos, que pueblan un maravilloso estanque, casi a la entrada del parque.

La primera parte del recorrido realiza una aproximación a esos animales que sólo se ven por TV en el Animal Planet. La mayoría de ellos proviene del otro costado del mundo donde Africa y Asia son los principales proveedores. Allí se pueden observar de cerca a los singulares pelícanos, con sus picos englobados y a las simpáticas suricatas, un mamífero muy particular.

Mucho más impresionante aún es encontrarse con las cebras y los antílopes, los salvajes pumas que afilan sus garras contra un tronco y que no parecen molestarse ante la presencia humana y los sumamente tranquilos hipopótamos, que asoman sus bocotas desde el gran lago artificial que los contiene.

Los lemures, primos cercanos del mono, también están presentes. Y dos bichitos que sorprenden sobre todo a los más chicos son los wallabies, una versión más pequeña del canguro, que saltan de manera inquieta dentro de su hábitat recreado y los pudúes, un ciervo pequeño y colorado singularmente simpático.

También hay tigres, majestuosos felinos que en estos momentos y hasta febrero, están en etapa de reproducción y no pueden ser visitados por el público.

Si alguien alguna vez se preguntó qué sienten los buceadores que descienden a las profundidades para toparse con los tiburones cara a cara, una sensación parecida se puede percibir al ingresar al acuario donde una de estas impresionantes criaturas pasa mansamente por el techo vidriado del lugar, ante la mirada atónita de los paseantes.

Y no sólo el tiburón se pasea por las paredes del acuario, que permite darse una vuelta por las profundidades marítimas. Allí hay todo tipo de especies marinas como rayas y corbinas y una zona con animales más conocidos para los que viven en esta zona del país, como los surubíes, las bogas y los dorados.

Otro animal que indudablemente se lleva las palmas del público es el cóndor, que despliega magistralmente sus alas y resulta sencillamente imponente. Una vez por año, estas especies son liberadas en la cordillera, con una ceremonia indígena tradicional que según las autoridades del parque, es conmovedora.

Y una experiencia fabulosa es ingresar al mariposario, donde una cantidad increíble de mariposas negras, anaranjadas, amarillas y multicolores vuelan alrededor de los turistas desplegando toda su belleza y donde un poco de imaginación, alcanza para sentirse en el medio de la mesopotamia.

Además, Temaikén cuenta con otros animales como las ardillas, los murciélagos y fauna autóctona de la patagonia y de la mesopotamia argentina, dos de las zonas más prolíficas en cuanto a fauna de este país.

Un mundo de sensaciones
Pero la aventura no se resume sólo a conocer animales increíbles, en el parque hay un cine de tres dimensiones que permite conocer la historia de la naturaleza y la aparición de la vida sobre la tierra. Y dos centros interactivos, uno dedicado a la historia de la vida subacuática y otro, a las maravillas que entraña bajo tierra, la patagonia argentina.

Los más chicos además pueden divertirse en el área de parques y juegos y sus padres, pueden aprovechar para concientizarlos desde la temprana edad por el cuidado del medio ambiente y el amor por la naturaleza.

En cuanto a otros servicios, luego de tanto recorrido, es lógico que se abra el apetito. Temaikén ofrece para todos los gustos, desde comidas rápidas y al paso hasta sitios para comer pastas o disfrutar de una parrillada con un muy bien provisto salad bar. Y a la hora del postre sumergirse en el mundo de los helados artesanales de Munchis.

El parque cuenta además con una amplia gama de servicios con puntos de atención al visitante, primeros auxilios y sanitarios, además de dos centros comerciales donde se pueden adquirir de los más variados recuerdos y souvenires.

Cabe destacar que este parque se adapta perfectamente a las normas de accesibilidad que todos estos sitios deberían respetar, el recorrido es posible para personas con discapacidad y de hecho, el parque provee de sillas de ruedas.

También para aquellos que no tienen contacto directo con el campo, Temaikén ofrece un acercamiento a vacas, cabritos, ovejas y gallinas, con un recorrido especial interactivo que permite conocer de cerca las actividades rurales.

El compromiso
La idea de la fundación que lleva el mismo nombre busca promover el estudio y la investigación de la diversidad biológica y su preservación. También con su centro de reproducción de especies, se fomenta la procreación de animales en peligro de extinción. En el mismo predio funciona el área de cuarentena, donde los animales del exterior, son sometidos a controles sanitarios antes de incorporarse al parque.

Datos de interés
Temaikén está ubicado a poco más de dos horas y media de viaje desde Rosario, se puede llegar en auto por la Autopista Rosario Buenos Aires o bien, en cualquier colectivo, que pare en la mini terminal de Escobar.

Si se lo visita en verano, hay que llevar gorro para protegerse del sol y protector solar para evitar quemaduras. Durante el recorrido, casi no hay sombra.

Un almuerzo completo con gaseosa, promedia los 25 pesos, como las porciones son abundantes, resulta más económica esta opción que hechar mano de la comida rápida. El valor de la entrada promedia los 27 pesos.


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