Año CXXXVII Nº 49361
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores
Mundo digital



suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Educación 30/12
La Escuela en Foco 30/12
Autos 28/12
Salud 27/12
Página Solidaria 27/12
Estilo 16/12

contacto

servicios
Institucional


 domingo, 21 de enero de 2007  
Panorama político
Kirchner, Isabel y la Coca Cola

Mauricio Maronna / La Capital

El peronismo es como la Coca Cola. Tiene una fórmula para cada consumidor, pero también un secreto inalterable que resiste el paso del tiempo, las ideologías, los cambios de época y el esclerosamiento intelectual: su bulímica vocación de poder.

Hubo una línea light cuando en los 90 la sociedad repetía como un mantra "qué grande Carlitos, permite que nos vayamos de vacaciones a Cancún por menos guita que a La Lucila del Mar". Traducido, alcanzó el 52% de los sufragios en el 1995. Pasaron apenas diez años. Casi nadie dice que lo votó.

Tras el esperpento aliancista que hizo besar la lona a la clase media (la misma que en el 99 consideraba que con Fernando de la Rúa-Carlos Alvarez expiaba sus culpas de pizza con champán, viajes a Miami y mochilas cargadas de libros progres a Brasil merced al brebaje del uno a uno) hacía falta poner la casa en orden, limpiar la calle a medida que los ahorros se recuperaban y dejar hacer, dejar pasar, de la mano de Eduardo Duhalde.

Ahí Jorge Remes Lenicov destapó el corcho de la botella y el gas de la convertibilidad mutó en una devaluación furiosa, asimétrica y brutal que fijo otro tipo de cambio, igualmente insensato.


Miguitas de pan
El caudillo de Lomas de Zamora fue el único presidente que se fue del poder con mejor imagen de la que había ingresado dejándole el camino señalizado con miguitas de pan como en Hansel & Gretel a Néstor Kirchner quien llegó a la Presidencia por el odio mayoritario a Menem y no por su linaje político

Astuto, con el sabio olfato peronista para internalizar hacia dónde va la ola, el típico gobernador de provincia que manejó Santa Cruz como un pragmático (pocos mandatarios comarcales fueron tan beneficiados como él durante los 90 por las regalías petroleras, los famosos fondos que hoy están tan encriptados como la fórmula de la Coca Cola creada por John Pemberton, un farmacéutico de Atlanta) entendió que "con el pejotismo no bastaba" para sacar a los piqueteros de las calles, calmar a los organismos de derechos humanos y encorsetar a la progresía urbana con gestos y acciones ampulosas.

Aquel "proceda", ordenando al jefe del Ejército, Roberto Bendini, subido a un banquito, a descolgar los cuadros de ex dictadores en el Colegio Militar fue la bisagra. "Todos los argentinos somos hijos de las Madres de Plaza de Mayo", bramó desde un atril en la ONU, decapitó oficiales de las Fuerzas Armadas y de seguridad, eligió a unos pocos periodistas para hablar en off de vez en vez y, ante la vergonzosa ausencia opositora, puso a los medios y analistas no cooptados por el mendrugo de la caja chica en la vereda de enfrente.

Así como Pemberton creó la formula, fue el contador Frank Robinson el que diseñó el marketing que haría que el logo de Coca Cola fuera más reconocido que cualquier otra simbología.

Los encuestadores a sueldo (inmortalizados como Artemiópolis, con relación al hilarante Artemio López) fueron sus Robinson, isla impenetrable para cualquier opositor, que se marea ante los índices positivos que caen como cometas del cielo. Pero más allá de sondeos, periodistas de investigación que antes eran perros de caza y ahora son como Jazmín, el animalito de Susana, el análisis profundo de la realidad debe tener como trazo grueso el impresionante crecimiento de la economía: cualquier presidente tiene la reelección al alcance de la mano con una expansión macro del 9 por ciento anual durante tres años consecutivos, el precio de los bienes exportables por las nubes y un dólar más alto que el Monumento a la Bandera.

Con ese clima, quién puede atreverse a decirle a Kirchner cara a cara en la intimidad de Balcarce 50 o en la Residencia de Olivos: "Nada es para siempre". La única que lo mencionó fue Cristina Fernández tras humillar en las urnas a Hilda González de Duhalde. "No se la crean, el poder no es eterno". Vaya uno a saber si sólo fueron palabras que el viento se llevó o si la primera dama está al tanto de que en la Argentina los ciclos son pendulares y que todo lo que sube, después de un tiempo, desciende como la pleamar.


El sueño eterno
Al igual que Raúl Alfonsín en el 83 intentado formar un Tercer Movimiento Histórico que superara la construcción de Juan Domingo Perón casi como Menem cuando solamente respondía con una sonrisa al ser consultado sobre si consideraba que había dejado atrás al general Kirchner tiene el sueño de quedar en el inconsciente colectivo como el jefe del Estado que eclipsó al autor intelectual de una frase hasta ahora indestructible La organización vence al tiempo

El vértigo de la política nativa hace que hoy sean los "execrables personeros de la dictadura" los que festejan con champán el cerco creado sobre Isabel Perón, José López Rega, Antonio Cafiero, Carlos Ruckauf e Italo Luder. Una investigación hasta ahora primaria y parcial de los sangrientos 70 (¿a qué se debe el adjetivo "glorioso" con el que algunos dirigentes ya algo esclerosados refieren a esos años regados con sangre y fuego?).

Los jefes militares de la dictadura siempre se aferraron a los decretos firmados en el gobierno constitucional, como los creyentes a la Biblia, para justificar las tropelías y el terrorismo de Estado que desplegó todas las velas en 1976.

Es curioso que nadie recuerde los dichos de Aníbal Fernández (antes de los comicios del 2005) sobre la sancta santorum del peronismo: "A la Marchita que se la metan en el culo". Kirchner cree que más allá del destino de los votos en las provincias (hacia socialistas, independientes o radicales) su nombre en la boleta presidencial hará, de hecho, la transversalidad tan mentada que resultó un fracaso a la hora de cooptar a los grandes peces. La estrategia lejos está del archivo. Con los resultados del 2007 en la mano, el presidente pasará nuevamente el mediomundo por los islotes de la oposición.

"Si Binner gana se lo come en dos semanas", dijo un ex frepasista, ex arista y actualmente kirchnerista en diálogo con uno de los referentes de Iniciativa Socialista, el espacio en el que conviven Torcuato Di Tella, Julio Godio y Héctor Cavallero. ¿Fernando Melillo también reporta a esa capilla?

Los peronistas pura sangre vomitan fuego por estas horas, las 62 Organizaciones quieren salir con los tapones de punta, muchos de los gobernadores tragan saliva. "Esto de López Rega termina en Perón. ¿Usted vio la cara de felicidad de (Eduardo Luis) Duhalde cuando terminó de declarar poco menos que fue el mismísimo general quien armó los grupos paramilitares?", le dijo ayer a La Capital un diputado nacional que, sin embargo, adelanta que "ni loco" saldrá a criticar con nombre y apellido al presidente.

Que un juez mendocino y el polémico Norberto Oyarbide hayan hecho sinergia para pedir la captura de Isabel no fue obra de la casualidad. Salvo que alguien crea que las casualidades rigen el destino de la Argentina, un país que vive tapando elefantes con otros elefantes.

La semana próxima se cumplen diez años del asesinato de José Luis Cabezas. Pocos se acuerdan. Los asesinos están en libertad. El jueves pasado se cumplieron cuatro meses de la desaparición de Jorge Julio López. Las manifestaciones convocadas para recordar el episodio movilizaron solamente a las organizaciones de derechos humanos. En un país serio la farsa del caso Gerez habría derrumbado medio gabinete y en el canal oficial habría quedado solamente el ordenanza. Acá, Rosario Lufrano, la directora, disfruta de aparecer en los medios, aunque únicamente para repudiarla.


Opositores desnudos
La mayor parte de la oposición es inoperante frívola ridícula e irresponsable Mauricio Macri se dedica al pavoneo en Punta del Este Roberto Lavagna despacha cualquier intento de armar una coalición opositora amplia y acusa a Kirchner de montonero que intenta revancha ideológica por haber sido un imberbe al que Perón echó de la Plaza

¿En qué quedamos? ¿Kirchner fue un militante de la izquierda peronista combativo o un abogado que durante la dictadura se enriqueció por sus buenos vínculos con algunos jefes militares?

En todo caso esto se sabrá cuando el viento de cola del efecto K cambie de dirección y la alfombra roja esté bajo los pies de otro presidente, tal vez también peronista, pero con otro sabor.

La fórmula del farmacéutico Pemberton seguirá siendo la misma; como el término "peronismo", sinónimo de poder. Eso sí, cambiará el encargado de marketing: el logo de Robinson habrá quedado viejo para ese nuevo espacio.

Ya lo dijo Guido Di Tella: "Los peronistas somos lo que los tiempos quieren que seamos".
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados