Editorial

Cuidar la reactivación, deber de todos

En la medida que transcurre el tiempo la información estadística suma elementos para verificar que la recuperación económica que vive el país es cada vez más tangible, con la provincia de Santa Fe instalada como una de las principales beneficiarias. La oportunidad es histórica, y se necesita que dirigencia política y pueblo posean la madurez suficiente.

Los datos se tornan día tras día, semana tras semana, mes tras mes más contundentes: la Argentina, después de haberse hundido en el más profundo de los abismos a fines del trágico 2001, ha iniciado un fructífero camino de recuperación económica que no entrega señales de una detención próxima. Y la provincia de Santa Fe constituye, sin dudas, uno de los epicentros del crecimiento nacional, con Rosario como privilegiado ejemplo de las bondades del actual modelo. La última confirmación de lo que acontece fueron los datos aportados por la Secretaría de Trabajo santafesina, que anteayer informó que durante el pasado mes de octubre se registró el ingreso de 6.907 trabajadores al mercado formal de empleo de la ciudad, cifra que se erige en flamante récord. Otro paso adelante que merece ser tomado en cuenta de la manera adecuada.

   Y es que, según bien se sabe, el rezongo suele ser la primera reacción que brota de los labios de muchos argentinos sea cual sea la realidad que les toque enfrentar cotidianamente. Y en este caso, aunque sin dudas todavía falte recorrer la parte más larga del camino, corresponde valorar lo conseguido hasta ahora. Rosario en particular, y tal cual lo palpan sus habitantes, es núcleo de una levantada que impresiona. La evaluación oficial de lo sucedido la efectuó el titular de la Secretaría de Trabajo, Alberto Gianneschi, quien hizo alusión a dos aspectos de la política de Estado que ayudan a generar a la auspiciosa situación presente: por un lado, “combatir el empleo en negro, lo que contribuyó a una mayor formalidad del mercado laboral y registración de los trabajadores”; por el otro, el hecho de que la administración que encabeza Jorge Obeid no ha aumentado los impuestos, elemento que ciertamente aporta a construir el preciado bien en que se ha convertido la seguridad jurídica.

   La reactivación que se vive es demasiado valiosa como para ponerla en riesgo. Las dirigencias políticas nativas, más aún después del impactante caso Misiones, deberían contribuir a consolidarla por intermedio del respeto hacia las reglas del juego y la puesta en práctica de conductas ejemplificadoras, ajenas a la penosa tendencia que constituye la ambición por perpetuarse en el poder. Y la gente, que es la principal interesada en que la bonanza no se interrumpa, debe aprender a cuidarla: para que ese objetivo se cumpla con éxito, el aporte principal debería ser el comportamiento cívico responsable y la conciencia de que los intereses individuales o sectoriales no pueden imponerse a los generales.

   La recuperación es de todos. No hay que tirarla por la borda, como tantas veces ha ocurrido con anterioridad en la dura historia de los argentinos.