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miércoles,
15 de
noviembre de
2006 |
Reflexiones
Bendita inmigración
Alejandro A. Tagliavini (*)
El tema central de la reciente XVI Cumbre Iberoamericana fue el de las migraciones y el desarrollo, centrado en el rechazo al muro que levanta el gobierno de Estados Unidos en su frontera sur. Asimismo, los gobiernos latinoamericanos pidieron a Europa que no se cerrara a la inmigración. Curioso, si recordamos que los gobiernos de estos Estados, son quienes, más o menos, restringen la libre circulación de personas.
Lo cierto es que cualquier persona que trabaja es una bendición. Porque gana para sustentar a su familia. Pero, además, gana la empresa (que de otro modo no lo contrataría) y gana el consumidor, pues de lo contrario le compraría a la competencia.
Así, Australia, uno de los países con mayor calidad de vida del mundo, ofrece 130 mil vacantes laborales anuales para inmigrantes. Porque, como dice Fernando Merry del Val, consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, la tasa de actividad de los inmigrantes ronda el 90%, porque vienen para trabajar.
De los 200 millones de emigrantes en el mundo -el 3% de la población mundial-, casi un 20% de estos (35 millones) es de origen latinoamericano. Y de los países receptores Estados Unidos es el que más recibe: 35 millones; seguido de Rusia, 13,3 millones; Alemania 7,3 millones; y Ucrania 6,9 millones.
Los emigrantes envían a sus familias, en sus países de origen, alrededor de 150.000 millones de dólares por año, triplicando la contribución de las naciones ricas en ayuda oficial al desarrollo. Las remesas que los latinoamericanos enviarán en el año 2006 rondarán los 60.000 millones de dólares. De ese total, unos 45.000 millones serán mandados desde Estados Unidos, donde viven unos 12,6 millones de latinoamericanos.
Desde España, los inmigrantes latinoamericanos enviarán remesas por más de 4.530 millones de dólares: el 70% de la remesas totales de todos sus inmigrantes. Siendo así el segundo país más importante para América Latina, después de Estados Unidos, como fuente de envíos de dinero.
Estas ayudas o remesas representan hasta el 14% del PIB de países como El Salvador, República Dominicana (12%), Guatemala, Honduras o Nicaragua (10%). Para muchos, es la segunda fuente de financiación externa después de las inversiones directas. México (16.000 millones de dólares anuales), India (9.900 millones de dólares) y Filipinas (8.500 millones) son los que más recibieron en el 2005.
Los Estados Unidos (28.000 millones de dólares), Arabia Saudita (15.000 millones) y Bélgica, Alemania y Suiza (8.000 millones de dólares) son las naciones de donde proceden más envíos. Pero es mucho mayor la riqueza que los inmigrantes crean en los países donde trabajan.
Madrid, por caso, mantiene un dinamismo superior a la media de España y superará en 2015 a Cataluña como la comunidad con más PBI de España: 18,5% del total. En su despegue la inmigración ha sido fundamental, según Merry del Val. España es el país de la Unión Europea (UE) que más inmigrantes recibe, y Madrid la comunidad número uno en este rubro.
Según un informe de Caixa Cataluña, la economía española creció un promedio del 2,6% anual en la última década gracias a los inmigrantes. Sin su contribución, el PBI hubiera caído 0,6% por año entre 1995 y 2005. El aporte de los emigrantes al PBI per cápita de la UE en la última década fue de 2 puntos porcentuales por año. Sin esa contribución, el PBI per cápita promedio -1,8% anual- habría descendido al 0,2% anual.
De manera que, una vez más, la movilidad humana será en el futuro un factor decisivo para la expansión económica global, la reducción de la pobreza y el afianzamiento de la paz.
(*) Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.
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