El Jardín de los Niños recibió ya a más de 920 mil visitantes

Habrá actividades especiales durante todo este fin de semana

Durante los cinco años que el Jardín de los Niños cumplió ayer, ya pasaron casi un millón de personas. El lugar, creado en noviembre de 2001 como un vértice del llamado Tríptico de la Infancia (junto a la Granja y la Isla de los Inventos), convoca a unos cuatro mil chicos por semana que llegan en familia o con sus escuelas para fascinarse con propuestas y juegos de formato no demasiado convencional.

En el lugar conviven el placer y el aprendizaje, el descubrimiento y la expresión, según una alquimia que escapa a las recetas. A él llegan niños pobres y ricos, de escuelas públicas y privadas, con todas sus capacidades y limitaciones, y también adultos, que encuentran un lugar para sus propias actividades. Por eso, hoy y mañana el cumpleaños del Jardín promete ser una fiesta (ver recuadro) y hacer gala de la rica historia que tiene entre los rosarinos.

En mayo de 1915, trece años después de que se inaugurara el parque Independencia con su lago y su montañita, se abrió en Rosario el primer Jardín de los Niños, bautizado con el nombre de la educadora Juana Elena Blanco. Desde entonces fue el escenario elegido para los paseos y juegos al aire libre durante los fines de semana. En él había hamacas, trampolines, trapecios de gimnasia, areneros, calesita, una pista de patinaje y hasta un pequeño tambo.

El currículum del Jardín no terminó allí. Desde 1925, albergó al Teatro Infantil Municipal que había fundado Ernesto de Larrechea. Así fue como el teatro, la magia, la danza y el canto sumaron pulso al lugar.

En 1953 el Concejo decidió crear un zoológico en Rosario y, aunque los requerimientos de la ordenanza contemplaban otra ubicación, recaló también en el Jardín de los Niños, donde permaneció abierto hasta 1998.

Tres años después, el Jardín volvió a abrir sus puertas. Casi otro, pero el mismo, aunque adaptado para las necesidades y deseos de los chicos que asomaban al nuevo milenio.

Según cuenta su director, Aníbal Mesapelle, unas 120 personas trabajan actualmente en el predio (la mayoría, pasantes de carreras ligadas a la oferta educativa y recreativa del lugar) para diseñar e implementar las propuestas de juegos y talleres. Cada uno de esos espacios ofrece aventuras y la posibilidad de experimentar con nuevas sensaciones corporales, visuales y sonoras.

"El Jardín se divide en tres territorios -explica Mesapelle-: el de las Preguntas, que apela a cuestiones primordiales y tiene a la Montañita Encantada como escenario central; el de la Invención, con Leonardo Da Vinci como anclaje y que incluye al Taller de Leonardo y las Máquinas de Volar, Trepar y Sonar; y el de la Innovación, vinculado a las últimas rupturas y las vanguardias del siglo XX, con el espacio subterráneo de Los Tiempos Modernos".


Primero, el placer
En rigor, se trata de un ámbito recreativo y de educación no formal. Pero el objetivo primordial, sostiene el director, apunta al placer. "Que el chico disfrute: si a caballo de esa sensación placentera se lleva un concepto nuevo, mejor; si no, con que haya disfrutado para nosotros ya es más que suficiente", afirma.

Los adultos también son bienvenidos. Este año, por ejemplo, ya tuvieron talleres de cine, poesía y expresión corporal. Para ellos largará además, en diciembre próximo, un ciclo de cine en el anfiteatro de la Montañita, y para febrero ya se está planificando "Una noche renacentista", una velada donde los visitantes gozarán del teatro, la música y la gastronomía de esa época.

El Jardín es un lugar para aprender jugando y jugar aprendiendo.