
|
miércoles,
16 de
agosto de
2006 |
El ministro de Gobierno explica el relevo de Leyla Perazzo
"No quiso sacar a determinada gente"
Roberto Rosúa dijo que las modificaciones en la policía no son "un cambio de figuritas". Y que no se piensa
implementar una política ligada a las ideas de Juan Carlos Blumberg. "Vamos a acercar la fuerza a la gente"
Jorge Sansó de la Madrid / La Capital
A pocos días de que la gestión de Jorge Obeid decidiera profundos cambios en la cúpula de la policía provincial, el ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, afirmó que el objetivo es "acercar la policía a la gente para recuperar la confianza de la población en la fuerza". En ese marco y en una entrevista con La Capital, el titular de la cartera política aseguró que "se hará una tarea de prevención más eficaz y se hará notar que la lucha contra la corrupción policial encarada desde el gobierno es real". Asimismo, anunció que "en cada barrio habrá un funcionario político para recibir denuncias contra los policías de la comisaría del lugar" (ver aparte).
-¿Habrá realmente otra policía o se trata apenas de un cambio de nombres, un maquillaje detrás del que nada cambiará?
-No es un mero cambio de figuritas. Aunque tampoco haya muchas alternativas dado que los nombres de los jefes policiales están dentro de la grilla de personal. Lo importante es cuando esos nombres son capaces de receptar la dirección política que se les da y ponerla en marcha.
-Lo de cambiar figuritas viene porque el comisario Jorge Pallavidini era el segundo de la doctora Leyla Perazzo y hay quienes dicen que era él quien manejaba la fuerza.
-Eso es una ficción. La doctora Perazzo tiene una fuerte personalidad y aunque Pallavidini hubiera pretendido manejarle la fuerza no hubiera podido. En una cultura policial significa un freno tener un jefe encima, al que se le está subordinado. No es lo mismo Pallavidini como segundo que como jefe.
-¿Por dónde pasa ahora esa dirección política de la que habla?
-Porque se cumplan los lineamientos fijados por el gobierno en cuanto al trato de la policía con la sociedad.
-¿Por qué, entonces, tuvo que sacar a la doctora Perazzo?
-No hubo que sacarla. Ella decidió renunciar porque advirtió que la situación de Reconquista y otras anteriores le habían generado un desgaste. Desde la toma de la Jefatura de Rosario (en abril de 2005 cuando un grupo de policías se autoacuarteló en demanda de mejoras laborales tras el crimen de un agente) ella misma advirtió el desgaste interno. Además, estaba cansada y nos lo había dicho. Comprendió que no estaba dispuesta a dar algunos pasos que había que dar.
-¿Cuáles eran esos pasos?
-Sacar a determinada gente.
-Se dice que con el comisario Pallavidini llega un sector de mano dura, ¿eso es cierto?
-No. Con Pallavidini lo que llega es una estricta supeditación al poder político. Más que la que había con la "amiga" Perazzo. El nuevo jefe es verticalista y lo ha demostrado. Asumió bien el papel de funcionario político, cosa de la que no se había imbuido bien la doctora Perazzo. Ahora se buscará una mayor eficacia.
-¿Mayor eficacia no podría ser sinónimo de mano dura?
-De ninguna manera. Acá se trata de reconstruir un notorio disciplinamiento interno. Reajustar los resortes que se habían aflojado es clave porque sin ellos no se puede poner en marcha ningún plan, sea preventivo o reactivo. Esto trae aparejado un incremento de la actividad y la búsqueda de eficacia. Pero esta eficacia no es a cualquier precio. Debe tener una fuerte carga preventiva y una relación armónica con la comunidad.
-¿Eso no es algo que resulta bien decirlo pero que se queda en el campo de lo retórico?
-No, es algo que tiene aspectos practiquísimos. Tenemos gente caminando los barrios en la ciudad de Rosario y sabemos qué comisario está o no en buena relación con la comunidad. Esto es esencial. Además, esta búsqueda de eficacia se hace única y exclusivamente en un marco de respeto a la normas del estado de derecho. Esto último es el encuadre inamovible. Que no se crea que estamos estableciendo una política "blumberista" (en relación a Juan Carlos Blumberg y su pedido de mayores penas y mano dura contra el delito) porque no es así. Acá buscamos estricta sujeción a la ley y se quiere recuperar la confianza de la gente en la policía.
-¿Eso es posible?
-Tenemos algunos ejemplos. En el barrio Ludueña, a partir de una activa intervención política y policial, se ha logrado que si hoy quisiéramos cambiar el comisario la gente salga a la calle a protestar. La gente confía en su comisario y como en su caso en varios otros, pero tienen que ser todos. Para recuperar la confianza hay que atacar algunos temas que se han instalado como es el caso de que el Estado no interviene como debería para combatir la droga.
-¿Cómo piensan cambiar eso?
-Es necesario que la gente visualice a quien es responsable de la política de represión del consumo de estupefacientes y de prevención en escuelas, clubes, etc. Esta es la nueva función que le asignamos al comisario Gabriel Leegstra (nuevo jefe de la Dirección General de Drogas Peligrosas de la provincia).
-Leegstra ya estuvo al frente de Drogas Peligrosas, ¿qué será diferente en esta nueva gestión?
-El estaba haciendo una muy buena tarea en esa Dirección. Entonces, el subsecretario de Seguridad (Gustavo Peters) nos aconsejó al gobernador y a mí que lo pusiéramos al frente de la Unidad Regional I en el momento crítico que atravesaba esa dependencia y que llevó al relevo del comisario Blanche (por el escándalo desatado tras las denuncias del desvío de combustible destinado a los patrulleros para el uso de autos particulares). El error fue sacarlo a Leegstra de Drogas Peligrosas.
-Pero su paso por la URI no fue feliz.
-Así es. Pero eso no quiere decir que no actuara bien en Drogas en su momento y tiene el perfil necesario para la nueva política que se quiere dar a esa repartición. Es un buen comunicador, una cara que será visible frente a la gente para dar respuestas como queremos. Estos cambios no sólo son un reacomodo interno sino la emisión de un mensaje a sociedad.
-¿Al tener que sacar al jefe de Drogas Peligrosas no se están admitiendo las denuncias que pesaban sobre el tráfico de estupefacientes y la connivencias policial?
-No, no es así.
-Pero hay jueces que denuncian complicidad policial con el narcotráfico, la muerte del cabo Claudio Capdevilla, las críticas desde la Legislatura, la muerte del ex comisario Alfredo De Félix, la idea de que cualquiera en todo momento consigue drogas sin ningún inconveniente ni que pase nada...
-Tal vez sea en el imaginario colectivo, pero desde la función política y periodística no podemos estar en las meras creencias del imaginario colectivo y tenemos que mandar mensajes que lo confirmen o lo rectifiquen.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
El ministro Rosúa quiere una nueva policía.
|
|
|