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 miércoles, 16 de agosto de 2006  
Toque de magia
Rugby: Fernando del Castillo está en su mejor momento

Pablo F. Mihal / Ovación

Aunque se esfuerce en relativizarlo, Fernando del Castillo es el último exponente de una generación que le dio muchas alegrías al rugby rosarino. Su perfil bajo lo obliga en cierta medida a tomar esa posición. El hoy apertura del Jockey Club está pasando por una "linda etapa", como él mismo definió, con sus hijas sanas, afianzándose en su trabajo y divirtiéndose en el juego que tanto lo apasiona.

Pasó mucho tiempo de aquel Darda del Castillo que se subía a los árboles para escaparse de sus entrenadores de rugby porque prefería ir a jugar al fútbol con sus amigos. También quedaron atrás sus dos temporadas y media en el rugby semi-profesional en Parma y Rugby Jesi, en Ancona. Hoy es un hombre maduro y reflexivo, que pone en cada partido la misma creatividad que utiliza en su trabajo para aplicar todo lo que sabe de diseño gráfico.

Si Jockey juega de local es habitual verlo cuando termina el partido rodeado de su mujer Sabrina y sus hijas Delfina (8 años), Julia (4) y Elena (7 meses). "Es fundamental el apoyo de mi familia. Ellas son mi sostén", reveló el 10, quien confesó que gracias a ellas y a sus compañeros de trabajo puede disfrutar de este momento.

-¿Te das cuenta que la estás rompiendo?

-Estoy pasando por un buen momento, pero el rugby es un juego de equipo. Si uno no tuviera catorce compañeros al lado, no sirve. Esto no es tenis, ni golf. Por ahí se ve más mi juego, pero para poder encontrar ese espacio antes hubo tres o cuatro jugadores que se metieron en esa formación, definieron el ruck por el cual salió la pelota rápido, y yo la agarré con ventaja. Por eso creo que no es justo decir que hay una figura cuando hay catorce compañeros más que hacen lo suyo.

-¿Por qué crees que ya no hay jugadores que manejen todas las destrezas?

-Jugadores van surgiendo, lo que pasa es que lo que fue cambiando fue el juego. No es que no haya jugadores, podemos hablar de Vergallo, Tito Amelong, Iguri y Miralles, por ejemplo. Lo que cambió es el rugby, y no digo para peor, simplemente cambió: se juega más a lo físico.

-¿Qué rugby te gusta más, el actual o el de hace unos años atrás?

-El otro, sin dudas. El sábado me divertí mucho pero porque pareció un partido de hace unos años. Antes no había tanta defensa y hoy se hace hincapié en eso. Un equipo que defiende bien empareja a cualquiera. El fin de semana nuestra defensa fue muy buena y Duendes, que venía haciendo un juego muy ofensivo y de muchos puntos, se vio contenido y no pudo destacarse.

-¿A qué se deben los altibajos de Jockey?

-Creo que el equipo está sufriendo un recambio, pero no por eso nos tenemos que relajar. Tenemos que trabajar mucho en la concentración y tratar de poder jugar partidos como el que jugamos el sábado. Si Jockey logra concentrarse y desplegar su juego está para pelearle a cualquiera.

-¿Cómo ves el nivel del rugby de Rosario?

-No lo tengo definido, lo que sí creo es que está más parejo. Me da la sensación que cualquiera le puede ganar a cualquiera. El tema está en proponer un juego de ataque, en buscar alternativas.

-En ese sentido, ¿cómo ves al equipo?

-Cuando logramos pelotas veloces y darle continuidad, empiezan a aparecer los espacios y es ahí donde nos hacemos fuertes. Igualmente no estamos definiendo como deberíamos, en muchas situaciones perdemos la paciencia y por ende la pelota.

-¿Tu escala de valores hoy?

-Hoy mi prioridad es mi familia, después mi trabajo y por último el rugby. Yo soy consciente de que si no laburo no como.

-¿Llega la hora del retiro?

-Es algo que por el momento no pienso. Vamos a ver qué pasa. Voy a terminar este año y ver cómo estoy. No te digo ni sí, ni no. Nunca se sabe.
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Fernando del Castillo es el último exponente de una generación talentosa de rugbiers rosarinos.

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