
|
miércoles,
16 de
agosto de
2006 |
Viajeros del tiempo
Fugas desde el Hospital de Caridad. Una de las obras pública que el gobierno de la provincia ha dejado en veremos, una de las tantas promesas oficiales incumplidas, es la construcción en el Hospital de Caridad de un pabellón especial destinado a enfermos procesados que deben estar bajo la vigilancia de la policía. Actualmente, cuando alguno de los pupilos de la penitenciaría se enferma y es llevado a ese hospital, se lo confunde con los demás dolientes, resultando una compañía poco agradable para los demás enfermos y facilitando de esta forma la fuga del detenido. De este modo se producen frecuentes evasiones de ese establecimiento, donde la vigilancia, reducida a un par de agentes para seis pabellones, es ilusoria. Es claro que si se contara con un pabellón especial las fugas, como la de Scarponi la semana pasada, no ocurrirían, pero de ese pabellón que prometió el gobernador todavía no están ni los cimientos. Bueno es, sin embargo, refrescarles la memoria a los que prometen y no cumplen.
Duelo periodístico. Anoche se concertó un duelo entre el director de un diario de la tarde y el otro de la mañana. En el momento en que sale a la luz pública este número, ha debido ya tener lugar el lance, cuya causa originaria consiste en las apreciaciones hechas en uno de los colegas por el director de otro en una cuestión de honor recientemente solucionada. Dáse también como muy posible otro duelo para dentro de un par de días entre uno de los duelistas de hoy y otro de los que han figurado recientemente en la cuestión personal a que más arriba nos referimos.
Siempre hay un pero. El señor N. N., que ocupaba un puesto en una repartición nacional del Rosario, se había locamente enamorado de una distinguida señorita de esta sociedad perteneciente a una antigua y conocida familia, habiendo cruzado la palabra de compromiso entre ambos, según consta en un papelito firmado por la interesada y que dice textualmente: "Mil felicitaciones y mi palabra de compromiso". Pero -siempre hay un pero-, aunque hasta ahora no hay nada punible, resulta que N. N. estaba casado en Catamarca, lo que era un obstáculo para su matrimonio con la rosarina. ¿Pensó N. N. en hacer desaparecer el obstáculo? Es lo que hasta ahora no se ha podido averiguar. Lo cierto del caso es que hace quince días N. N. partió para Catamarca y al pocos tiempo su señora murió de manera inesperada. N. N. fue detenido y la policía de esa ciudad envió a la del Rosario un despacho urgente pidiendo antecedentes sobre este señor. En el registro practicado por el comisario de pesquisas del Rosario en el domicilio que N. N. tenía en esta ciudad se han encontrado numerosas cartas de su esposa, algunos papeles con frases amorosas y... un pequeño frasco conteniendo estricnina. La policía catamarqueña tiene ahora en sus manos el esclarecimiento del caso.
Investigación y realización Guillermo Zinni ©
La Capital 1900/1905
enviar nota por e-mail
|
|
|