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 miércoles, 02 de agosto de 2006  
Mejoran las expectativas para pacientes con linfoma No Hodgkin

Florencia O'Keeffe / La Capital

El linfoma No Hodgkin es el cáncer más común del sistema linfático, sistema que es, ni más ni menos, el mecanismo de defensa del organismo contra las infecciones y las enfermedades. Aunque es considerada una patología poco común, gracias a una mayor precisión en el diagnóstico, en los últimos 25 años se ha incrementado el número de enfermos en tratamiento. Ahora, nuevas drogas ofrecen más y mejores soluciones para los pacientes.

No siempre se llega al diagnóstico precoz y preciso ya que el linfoma No Hodgkin tiene diversas manifestaciones y muchas de ellas pueden confundirse con otras patologías. "Tenía picazón y molestias en las piernas, además de una especie de salpullido. Me trataban por problemas dermatológicos. Después apareció la inflamación de ganglios en el cuello e iba al dentista porque sospechaba un problema odontológico. Hasta que se le puso nombre a mi enfermedad pasó casi un año, un poco por mi persistencia y otro por los médicos", reconoce Marta Fehrmann, quien lleva casi cuatro años con este diagnóstico y escribió recientemente un libro en el que cuenta su experiencia (ver aparte).

Entre los síntomas más comunes de linfoma No Hodgkin se anotan: sudores nocturnos, fiebre, pérdida de peso y cansancio, picazón persistente en el cuerpo, hinchazón indolora en el cuello, la ingle, las axilas. El único método preciso para determinar su existencia es la biopsia de un ganglio linfático afectado por la enfermedad.

"Es una patología que vemos con cierta frecuencia a partir de los 20 años; también algunos en la edad pediátrica. Las variantes de linfoma No Hodgkin son muchas y cada vez se descubren más, gracias a la biología molecular", destaca el hematólogo rosarino Miguel Angel Raillón.

"Existe un porcentaje de pacientes que con tratamientos específicos logra la cura o remisiones largas, otros, lamentablemente, tienen una evolución más rápida y no responden bien. En realidad, los que denominamos de bajo grado responden menos, pero hay que hacer la salvedad que cada caso es muy particular. En cambio, los de alto grado suelen ser más sensibles a los tratamientos y curarse", agregó el especialista.

Respecto al hecho de que es una enfermedad silente, Raillón advierte que puede ocurrir que el paciente no se da cuenta de la enfermedad porque el ganglio inflamado no aparece o porque los ubicados en la zona del tórax o el abdomen son imperceptibles. Otras veces la sintomatología es más clara. Una anemia frecuente o una alteración en los glóbulos blancos también pueden ser síntomas a considerar.


Opciones disponibles
El tratamiento que prevalece a la hora de atacar el linfoma No Hodgkin es la quimioterapia. "Se usan agentes quimioterápicos combinados con radioterapia; es cierto que también han aparecido otras terapias que modifican el sistema inmunológico, se trata de los anticuerpos u otras sustancias inmunomoduladoras que han mostrado buenos resultados en ciertos casos. Lo más novedoso son los anticuerpos monoclonales que actúan sobre la superficie de la célula enferma. El último presentado recientemente es el anticuerpo monoclonal conjugado con un isótopo radiactivo. Es especial para los No Hodgkin de bajo grado que no responden al tratamiento convencional", detalla Raillón.

En diciembre del año pasado, algunos pacientes comenzaron a ser tratados con esta droga que aún no había llegado al país. El ibritumomab tiuxetan se utilizó en diez personas que no habían tenido éxito con otras terapias. Por las características de la droga (el anticuerpo monoclonal asociado a un radioisótopo) su aplicación necesita la aprobación de la Comisión Nacional de Energía Nuclear. Por el momento sólo dos centros de salud del país están autorizados a usarlo.

El 40% de los pacientes con linfoma No Hodgkin folicular (el más común y con más tendencia a repetirse), tratados de este modo logró la remisión total.

La semana pasada, laboratorios Lilly anunció los avances en un estudio clínico en fase III orientado al desarrollo de un nuevo medicamento oral (enzastaurin). La droga será evaluada como terapia de mantenimiento en pacientes con linfoma No Hodgkin difuso de células grandes B que ya lograron una remisión con la primera línea de tratamiento.

Raillón se mostró optimista respecto de las respuestas que la ciencia y la medicina ofrecen actualmente. "Las perspectivas son buenas; cada vez hay más esperanzas de tratamiento e incluso de cura. Sin dudas, el diagnóstico precoz sigue siendo una gran ventaja", finaliza.
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Marta Fehrmann, autora de un libro que resume su experiencia de vida.

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