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 miércoles, 02 de agosto de 2006  
Punto final. Nroman Briski folmó ayer su última escena en la producción rosarina "La peli", de Gustavo Postiglione
"Comparto ese entusiasmo de hacer cine para zafar del imperio porteño"
El actor santafesino dijo que se siente identificado con la idea de ganar "el combate" del interior sobre Buenos Aires

Pedro Squillaci / La Capital

Norman Briski terminó ayer de filmar su última escena de "La peli", de Gustavo Postiglione. El rodaje es en la esquina de Suipacha y Urquiza, a media mañana. Se hacen varias tomas, en las que también participa Tito Gómez, hasta que se oye "¡queda!" y se suceden aplausos y abrazos para Briski. La claqueta marca "Rollo 18, escena 4, toma 23", y quedará en el recuerdo, entre las bromas de ocasión, por el placer de redondear un buen trabajo junto a uno de los mejores actores de país.

-Luego de filmar tu última escena de "La peli" dijiste que nunca habías trabajado con un grupo como este. ¿Por qué sentiste eso?

-Pienso que el cine nos reúne por una semana y se hace una vida intensa. También tiene que ver qué película se esté haciendo, se crea una dinámica especial. Y éste es un grupo precioso y con mucho entusiasmo. Es el entusiasmo que tiene un grupo por ganar la posibilidad de producir sus propias películas y tener un territorio liberado del imperio de Buenos Aires. Ese entusiasmo es un combate, y como yo soy provinciano, de Santa Fe, Darío Grandinetti es de acá, de Rosario, nos gusta participar y que nos inviten a producciones con estas ganas.

-No es la primera vez que participas en producciones independientes. ¿Por qué te atrapa este tipo de trabajos?

-Mirá, hay muchas cosas que digo que no. Pero (piensa) el mundo se divide entre los que están interesados por la salud de Fidel Castro y los que quieren que se muera. Y yo estoy muy interesado por la salud de Fidel, y lo que significa Latinoamérica y lo que tiene que ver directa o indirectamente con proyectos de este tipo, sin llegar al panfleto, que nunca lo busqué. Esto es una una muestra de por qué acepto algunos proyectos y otros no.

-¿Te sentís identificado con el personaje que te tocó representar en "La peli"?

-Este personaje es Diego, un director de cine, pero también se llama Briski, porque para mí es lo mismo. Cuando yo hago este tipo de roles expongo mi propia biografía, mi propio accionar. Es el rol de una persona sensible, que tiene la enorme confusión de lo que quiere hacer, y también denota la importancia del amor en la vida de las personas creativas, la importancia de la pasión. Eso es precioso. Tal vez hacer la vida de un director de cine en una película probablemente recorte la identificación de mucha gente, pero aquí se busca en la enorme confusión que significa para un artista preguntas como ¿qué tengo que decir? ¿qué es lo que se espera? ¿dónde vivo? ¿cuál es la historia que tengo detrás? ¿qué me está pasando? ¿cuánta confusión hay entre lo que significa el arte y lo que significa el dinero? Estos roles son expresiones que giran sobre esas dudas que en general no se toman porque es muy chiquitito, es molecular el tema, pero pueden florecer.

-Tu carrera siempre estuvo signada por la pasión y la búsqueda. ¿Se puede mantener ese perfil con el paso de los años?

-Mucho más. Porque uno está con menos tentaciones y tiene más puntería. Cuando uno está más grande, y hablo por mí, porque a otra gente las arrugas los vuelve más conservadores, pero a mí me pasa de decir: "esto es lo que quiero hacer, esto no lo quiero más". Y si me quedara sin muchas cosas para hacer empezaría a dudar, pero por suerte estoy lleno de proyectos preciosos.

-En la televisión se te vio recientemente en un capítulo de "Mujeres asesinas", junto a Cristina Banegas. ¿Cuál es tu vínculo con la pantalla chica?

-La tele es el lugar en donde uno puede experimentar como actor y me pagan, aunque no tan bien como se cree. En mujeres asesinas hay mucho esfuerzo en la producción, son cinco o seis días de grabación a mucha velocidad e intensidad. De todos modos, y aunque sea lo peor que puedo decir para mi carrera, el programa ya no me interesa en la medida que están todos locos, todos psicóticos, gente enferma de la cabeza. Yo creo que estas patologías tienen básicamente una base social y no son nada locos. Pero parece que volverlos locos, apacigua los miedos. Videla está loco, Massera está loco, y más normales no podían ser.
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Briski ratificó su impronta actoral en el rodaje de la película de Postiglione.

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