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domingo,
30 de
julio de
2006 |
Fernando de la Rúa en la intimidad
"Me equivoqué al no permitir que Chacho volviera al gobierno"
El ex presidente vinculó al frepasista con Cavallo. "Estoy retirado, despojado de ambiciones y orgullos", dijo
Rodolfo Montes / La Capital
Fernando de la Rúa ingresó a una sala tipo living-comedor, convertida en estudio de radio, de un amplísimo departamento en la Recoleta porteña. De impecable traje y corbata, saludó a los integrantes del programa radial rosarino "Los notables" ahí presentes, ocupó la posición asignada en una butaca de cuero negro y buscando confirmar, preguntó: "¿Es para televisión, no?". En una fracción de segundo fue advertido de que era "para radio". Entonces, muy distendido ante la ausencia de cámaras de TV, se quitó la corbata, casi como un chico de escuela secundaria al transponer el umbral del colegio.
La historia política argentina contemporánea lo llevó a De la Rúa a un estruendoso e irrevocable retiro. Por si fuera necesario, él lo confirmó: "Estoy retirado, despojado de ambiciones y orgullos", les dijo en el inicio a Sabrina Nardi y Luis Botallo, los conductores del programa que se emitió en vivo por LT8.
Cómodo, casi de entrecasa, resulta difícil entender cómo ese hombre ganó todas las elecciones a las que se presentó, desde 1973, en el distrito Capital Federal, hasta 1999, cuando llegó a la Casa Rosada. Además, hasta hoy mantiene un récord: fue el presidente argentino que más votos juntó en la historia electoral del país: superó los 9 millones. Esa tremenda expectativa se frustró, ese fenomenal poder se le escurrió en menos de dos años y precipitó una caída sangrienta con más de 30 muertos, con una economía colapsada con depósitos de ahorristas retenidos en el corralito.
"No tuve tanto poder porque no controlaba las Cámaras legislativas y, además, Carlos Menem fue un pícaro, desdobló la elección. En las provincias fueron en otras fechas y no me beneficié con el efecto arrastre", advirtió De la Rúa a La Capital, también presente durante la entrevista radial.
Dedicado casi tiempo completo a defenderse en la causa por los sobornos en el Senado, De la Rúa acaba de publicar "Operación política, la causa del Senado", un libro donde ordena y explica distintos tramos de la muy voluminosa causa que hoy tiene nueve procesados y que podría implicarlo.
En los casi cinco años transcurridos desde que dejó el gobierno, De la Rúa dedicó tiempo y esmero a reconstruir e interpretar cada uno de los momentos críticos de su mandato. Para cada situación ofrece una explicación donde se autoexculpa, excepto en algunos casos muy puntuales, como cuando dijo: "Me equivoqué cuando no acepté que Carlos Chacho Alvarez volviera al gobierno -luego de la renuncia- como jefe de Gabinete con (Domingo) Cavallo como ministro de Economía", asociándolos.
Para De la Rúa "la televisión es el 90% de la cultura de un país". Le tocó en carne propia. A propósito de su recordada intervención en un programa de Marcelo Tinelli donde se equivocó de puerta al salir, el ex presidente denunció que el popular conductor no cumplió un acuerdo previo a la presentación en el programa: "Convinimos que yo iba al programa y, en contraprestación, él se dejaba de jorobar (sic) con el imitador (el personaje de Fredy Villarreal). Pero no cumplió, continuó con la imitación", reveló De la Rúa.
El ex presidente abundó sobre su caída por la teoría del complot y disparó contra Pontaquarto ("un mitómano que necesita plata y le gusta el juego") y varios de sus ex colaboradores, como Chacho Alvarez y Ricardo López Murphy, entre otros. Manifestó dolor por los más de 30 muertos de los días 19 y 20 de diciembre de 2001, al tiempo que se desligó de responsabilidades: "La mayoría fueron en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y otras".
Respecto de la Capital Federal, abundó: "Se dice los muertos de la Plaza de Mayo, pero las cinco muertes ocurrieron en la zona de la 9 de Julio y de la avenida de Mayo, y no en la plaza", se esfuerza en distinguir. Además, De la Rúa cree que es una hipótesis no probada que las balas matadoras fueron disparadas por policías federales, dependientes del Ministerio del Interior.
También agregó: "Creo que sucedieron después de la cinco de la tarde del día 20, cuando prácticamente había presentado mi renuncia".
Cinco años después la Argentina empezó a escribir otra historia, dejó atrás el corralito y lo más severo de la crisis económica e institucional. Los muertos de diciembre de 2001 ya no están para contarla.
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