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 domingo, 30 de julio de 2006  
Reflexiones
¿Lifschitz gobernador?

Carlos Duclós

Sin dudas, el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, tiene una imagen positiva y aun cuando las comparaciones suelen no ser agradables, debe decirse que como candidato a gobernador sería lo mejor que podría ofrecer el Partido Socialista Popular o mejor dicho el Frente Progresista. ¿Pero por qué descartar la idea de su candidatura por otro frente, como el de la Victoria, por ejemplo? ¿Es desatinado pensarlo? Nada de eso, a estar por las versiones fuertes que circulan en los ámbitos políticos por estas horas y que preocupa a muchos justicialistas, Miguel Lifschitz podría ser el candidato a gobernador, en la provincia de Santa Fe, por el Frente para la Victoria. Al menos algunos sueñan con eso. No faltan los justicialistas, como una dirigenta rosarina, que sostiene que podría aceptar la propuesta a cambio de recibir ayuda para terminar ciertas obras encaradas y sortear algunas dificultades económicas que tiene la Municipalidad.

  Un dirigente justicialista expresó a propósito algo que debe ser tenido en cuenta: “La posibilidad no es ciencia ficción, está en la mente de muchos funcionarios de la Casa Rosada y además ya hay antecedentes de socialistas que se pasaron al peronismo. Cavallero, el ex intendente rosarino, salió de las filas del socialismo popular y es un claro ejemplo”.

Inauguración de viviendas
Este sueño transversal tiene operadores en la provincia de Santa Fe, entre ellos —dicen— el subsecretario de Defensa del Consumidor de la Nación, José Luis López, quien aunque haya negado estar “operando” en la Casa Rosada la candidatura a gobernador del intendente de Rosario, ya es un secreto a voces que hay militantes de su sector que entusiasman a presidentes de comunas e intendentes santafesinos de todo signo político, para sumarse al frente kirchnerista. Un asado realizado hace pocas horas en una localidad del sur de la provincia gobernada por el radicalismo es uno de los tantos ejemplos.

  La idea de Lifschitz gobernador está abonada por otros indicadores, a saber: Se lo vio al intendente rosarino sentado en un lugar preferencial en la reciente cumbre de presidentes del Mercosur y es la voz cantante a la hora de anunciar que Néstor Kirchner estará en Rosario el miércoles próximo para participar en la inauguración de 232 viviendas ubicadas en la zona oeste de la ciudad y que darán vida al barrio “El Eucaliptal”. Semejante respaldo a la Intendencia rosarina (un halago que el intendente se ha ganado ciertamente) en política tiene una sola lectura para algunos: Al presidente le agradaría sobremanera que Lifschitz fuera su candidato a gobernador en la provincia de Santa Fe. ¿Será así? Para Lifschitz la visita del primer mandatario no puede no ser sino algo espléndido y así lo hizo saber: “Es algo bueno para nosotros, ya que viene a apoyar un proyecto de profundo contenido social como es éste de viviendas, un tema estratégico para nuestra gestión”. Esto fue lo que expresó el titular del Departamento Ejecutivo, pero es posible (sólo entra en el nivel de la imaginación) que Lifschitz haya pensado otras cosas, por ejemplo: “Esto es algo bueno para nosotros, ya que viene a demostrar su complacencia con nuestra gestión y a sondear mi candidatura, un tema estratégico para la Casa Rosada y la provincia de Santa Fe”. ¿Por qué no?

Peronistas a contramano
A contramano de algunos sentimientos peronistas de primera línea, la noticia dada a conocer anteayer da cuenta de que el secretario general de la departamental Rosario del Partido Justicialista, diputado provincial Marcelo Gastaldi; el vicepresidente primero del Concejo municipal, Osvaldo Miatello, y el titular de la bancada del Frente para la Victoria de ese cuerpo, Arturo Gandolla, celebraron la nueva visita que llevará adelante el presidente de la Nación, Néstor Kirchner, a Rosario. Estos dirigentes señalaron que “su presencia (la de Kirchner) en la ciudad ratifica el firme compromiso de nuestro presidente con el desarrollo y el crecimiento de la región”. Desde luego que es difícil creer que ellos mismos crean lo que afirman (valga el juego de palabras), pues viviendas, rutas, puentes, obras de gran envergadura, inaugura a raudales el gobierno de la provincia siempre y no se lo ha visto al presidente participando en tales actos inaugurales.

  Después de todo, ¿quién podría oponerse al deseo presidencial dentro del justicialismo? José Luis López, según parece un kirchnerista ultramontano, ha sostenido hace pocas horas que “el presidente Kirchner será el que en definitiva decidirá el hombre que será el gobernador en Santa Fe. Y nosotros, a través de nuestra corriente, que pretende convertirse en partido, lo vamos a acompañar en esa elección”. Las palabras del funcionario son contundentes, hablan de transversalidad, pero a la vez suenan preocupantes y marcan un perfil, un modo de hacer política que parece estar muy enraizado en el poder central: el que se caracteriza por el centralismo, la hegemonía y en definitiva el unitarismo.

  De paso dígase que si las palabras de este funcionario que la prensa ha reproducido son literales (y no hay por qué dudar de ello), las mismas no dejan de ser harto desafortunadas e inquietantes, porque no sólo ha limitado el pensamiento (más que pensamiento imposición, porque no se trata ni siquiera de un deseo) al ámbito peronista y a los candidatos de ese partido, sino que ha ido más allá y habló de gobernador y de provincia. Es decir, pasó por alto, obvió el protagonismo de los demás partidos y de los santafesinos. Sin más, adelantó que será el presidente quien “decidirá el hombre que sea gobernador”. Un viejo militante del radicalismo, con mucha razón, sugirió “que el gobernador Obeid suspenda las elecciones en la provincia. ¡¿Para qué tanto gasto si al gobernador al fin de cuentas lo va a poner el presidente?!”.

Algunas consecuencias
La idea Lifschitz gobernador, si no pasa de un sueño, podría tener, para terminar con la reflexión, varias consecuencias, a saber: Que el socialismo se fracture seriamente (aunque teniendo a un hombre en la provincia del talento de Rubén Giustiniani difícilmente se debilitará demasiado el partido); que Lifschitz sea el candidato y gane, o que sea el candidato y pierda ante una figura como Rafael Bielsa, si se presenta, con lo cual su carrera política estaría seriamente deteriorada. Y lo más inmediato y certero: que muchos peronistas, radicales y socialistas, por despecho y bronca, salgan a apoyar a Lavagna y el Frente para la Victoria hiciera un papelón. Esto, sin contar que la ciudadanía se quedaría, al fin de cuentas, sin un partido (socialismo popular) que hasta el momento ha sabido ejercer el responsable rol de oposición, tan necesario en el orden nacional. ¿Lifschitz gobernador?


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