Panorama político

Casting político en Santa Fe

Mauricio Maronna / La Capital

Domingo 16 de julio de 2006, en esta misma columna, dijo Carlos Reutemann: "Descarto absolutamente ser candidato a la Gobernación". Ese mismo día, a media tarde, el casillero de mensajes con prefijo 0342 quedó saturado de mensajes. Al fin, varios días después, el PJ tuvo la confirmación de boca del protagonista: "Todo lo que salió en La Capital es cierto".

Viernes 28 de julio de 2006: el justicialismo, en una multitudinaria reunión, aceptó que, de ahora en más, se acabó el paraguas protector, que no habrá operativo clamor que valga. En definitiva, que tendrán que empezar a caminar sin andador.

En una decisión inteligente, madurada entre los integrantes de la cúpula partidaria y dirigentes que ya han tenido cargos y minutos de fama, los muchachos peronistas entendieron que no son horas de pasar facturas, sacar trapillos al sol y sacudir malamente a un partido en crisis.

Deberán ahora arrancar desde el llano, acomodarse a un sistema electoral que les resulta difícil de aprender tras larguísimos años de convivencia con un certificado de triunfo garantizado, como lo fue la ley de lemas. "Ya no tenemos papá", es la conclusión a la que abrevan por estas horas.

Rafael Bielsa, Agustín Rossi, Omar Perotti y Horacio Rosatti son los cuatro nombres que quedan en pie. No hay nada más. A menos que lo vayan a buscar a Gabriel Batistuta, como ironizó un intendente del sur provincial.

El ex canciller parece ser quien mejor cae en la estructura del justicialismo. "Siempre fue peronista, tiene la medalla de haber sido canciller y una formación intelectual que puede seducir a los independientes. Además, reconoce lo que hay que reconocer: antes de cualquier aventura prefirió reunirse con Reutemann para adelantarle los pasos a seguir. Los códigos son más importantes que cualquier otra cosa", detalla una de las autoridades del PJ. "¿Usted me puede decir a qué peronista le puede seducir Hebe de Bonafini?", completó, en alusión a la visita a Rosario de la polémica señora, de la mano del jefe de bloque de diputados.

Bielsa camina con sigilo. Apareció la semana pasada en Rafaela con la excusa de saludar a familiares. No quiso hacer ninguna referencia a su candidatura y, mucho menos, cuando se enteró de que el intendente Perotti no se encontraba en la ciudad.

Con Hermes Binner instalado, recorriendo la provincia y diciendo lo que, por estos días, los sectores vinculados al agro quieren escuchar, el partido de gobierno necesita imperiosamente cubrir esos agujeros con realidades y señales.

La administración de Jorge Obeid sigue con acelerador a fondo en materia de obras públicas y no se han producido hechos de corrupción. La bota santafesina es (de todos los Estados provinciales) la que mayor aporte hace al crecimiento macroeconómico del país. ¿Por qué entonces se advierte una zona de nubarrones de cara a las elecciones del 2007? El tiempo lo dirá.

Aquí aparece la gran necesidad del oficialismo: que el presidente Néstor Kirchner (ahora sí, definitivamente, el gran elector que le queda) demuestre que desea fervorosamente el triunfo de su partido. En otras palabras, que deje de lado su relación ambivalente con Binner y con Miguel Lifschitz.

Si se sigue con detenimiento cuáles han sido los pasos del jefe del Estado respecto al gobierno municipal solamente un mal lector de la realidad podría percibir un cambio de estrategia. Luego de la tunda que la senadora Cristina Fernández de Kirchner le propinó a Rubén Giustiniani en el Senado, muchos creyeron que abruptamente el gobierno había trazado una raya, como en las peleas de barrio, para decir: "Hasta aquí llegó nuestro amor".

Quienes se sorprendieron por el "no" del Lole, anunciado hace dos semanas por este medio, no deberían ahora cometer el mismo error. La posibilidad de que Kirchner decida abstenerse de la reelección y la potencial candidatura de Roberto Lavagna desvela al laboratorio de Olivos.

Al volcánico carácter de la primera dama habrá que compensarlo con una figura de prestigio, con buena consideración entre los "ganadores del modelo" (sectores vinculados al campo que, hoy por hoy, muestran sus dientes contra el Ejecutivo) y de confianza extrema para el matrimonio K. No abundan referentes con ese perfil.

Créase o no, el socialismo aún resiste intentos de cooptación por parte de la Casa Rosada. Desde allí se sigue con lupa la alianza entre radicales y el PS y, mucho más aún, los preparativos de la convención nacional de la UCR, programada para fines de agosto en Santa Fe.

Si Lavagna es el candidato a presidente de los radicales santafesinos, intentará mostrar la chapa de "progresista" diciendo que su aliado en la provincia es Binner. La única verdad es la realidad. A menos que, sellada la coalición nacional entre el radicalismo y el ministro de Economía, el ex intendente rosarino se despegue de la cuestión amparándose en un frente meramente local con la UCR. Sería más difícil de explicar qué fue lo que llevó a Zidane a perder la cabeza.

Pero, si de realidades hay que hablar, lo cierto es que, frente a todos los pronósticos, Kirchner revalidará su relación armónica con Rosario al aceptar la invitación de Lifschitz para inaugurar 200 viviendas. Los peronistas están que trinan e, incluso, hay acciones en el ámbito nacional tratando de hacerle entender a Oscar Parrili y Alberto Fernández ( abrepuertas de la transversalidad, luego derivada en borocotización) de que no es momento de besos y abrazos cuando el justicialismo local está sin candidato.

El jefe del Palacio de los Leones es quien intenta calmar a los peronistas. "Kirchner no viene a ungirme postulante a nada ni a hacer una alianza con el socialismo. El sabe que los rosarinos apoyan su gestión y mantiene una relación institucional con nosotros. Nada más", comentó el intendente.

El estado de asamblea permanente y la ampulosidad de los justicialistas para buscar al hombre indicado que les permita festejar las bodas de plata en el poder no debe llevar a la confusión. A su modo, y como cantaban en los 80 las chicas que adoraban a Sandra y a Marilina, aunque no las veamos las internas en el PS siempre están. Ellas hablaban del sol, ahora se discute sobre el poder.

El ruido de fondo también alcanza a los radicales. Resulta divertido (alguien podrá decir "patético") la lucha por la candidatura a vicegobernador/a que se ha lanzado en el partido de Alem. Hugo Storero (a quienes los peronistas amenazan con investigar desde tiempos inmemoriales por su rol en la Universidad Nacional del Litoral, algo que nunca se concreta) dijo que él era el mejor dirigente para completar el binomio. Raúl Alfonsín, en cambio, habría sugerido en una conversación privada que la carta radical debería tener perfume de mujer. Alicia Tate (una eficaz diputada nacional, de fuertes convicciones y militancia comprobada) y Lilia Puig de Stubrin habrían sido los nombres propuestos por la flor y nata del caudillo ucerreísta.

Las comidillas le alteraron el pulso al presidente del partido, Felipe Michlig, quien salió a promocionar la reelección del gobernador como no lo había hecho ni el obeidista más convencido. Después de esas palabras, la interna radical alcanzó un punto de hervor frenético.

En la capital de la provincia, más precisamente en sus bares de los bulevares, frecuentados por lo que quedó estigmatizado como el "patriciado", se leyó con fruición una nota publicada el martes pasado en La Capital, donde se indicó que, dado el estado de las cosas, el próximo gobernador será rosarino. Binner, Bielsa y Rossi son de acá.

"Los de doble apellido estaban tremendos. Son los mismos que cuando yo le entregaba plata en mano a Binner por los recursos a Rosario, casi sin prensa, y sin que nadie ahora lo reconozca, me insultaban en todos los tonos. Pero créame, eso es una realidad que, a muchos, ya les esta haciendo picar sus partes pudendas", reveló un legislador nacido y criado en la capital de la provincia.

Domingo 30 de julio: el peronismo inicia el recorrido hacia el 2007 desde el llano. Las operaciones de prensa están a la orden del día. Binner se pasea como el futuro gobernador, los radicales buscan su candidato a vice, Reutemann entró a boxes y para las elecciones falta una eternidad. Son memorias del presente, medias verdades, jugadores con cartas marcadas.

Es tiempo de casting, para el estreno de la película falta demasiado tiempo.

El presidente Néstor Kirchner.