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domingo,
30 de
julio de
2006 |
Viaducto
Avellaneda
Aún recuerdo cuando en la década del 60 colaborábamos con algunas monedas por la construcción del Viaducto Avellaneda y nos entregaban a cambio una calcomanía que muchos rosarinos exhibíamos con orgullo por esta importante obra. Lamentablemente, circular hoy por este viaducto resulta tedioso y peligroso por el estado calamitoso en el que se encuentra: pozos, desniveles, hundimientos y falta de mantenimiento hacen de este puente un lugar abandonado por la gestión municipal. Considero que la adecuación y reparación para optimizar esta estructura debe ser una acción que no se dilate por la burocracia, y que por negligencia no debamos lamentar un accidente. Antes de finalizar pregunto: ¿si se reparó para el Congreso de la Lengua, por qué en sólo tres años su estado es peor que antes?
Claudio D'Amato, DNI 14.759.084
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