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domingo,
30 de
julio de
2006 |
Dos meses
sin mi hijo
El 23 de mayo pasado vi por última vez a mi hijo Nicolás Uriel Cecchini. A partir de allí, la mamá me impidió todo tipo de contacto con él debido a que el juez me concedió un régimen de visitas con retiro de Nico. A principios de julio desaparecieron de la ciudad. Alquilaron la casa que les dejé y renunció a su trabajo. No sé dónde está mi hijo ni cuándo lo volveré a ver. La justicia, con minúsculas, se alza impotente ante los atropellos. Me comprometo solemnemente ante mi propia conciencia a no abandonar ni la lucha ni mis principios, ni la ley de los hombres, ni la de Dios, aunque reinen la injusticia y la impunidad. No abandonaré, aunque a veces vea que el resultado de mi persistencia sea juntar los pedazos de mi hijo que deje la jauría dentro de unos años. No abandonaré, porque un mandato que surge con fuerza incontenible desde mis tripas, desde mis más básicos instintos animales, y me hace rechinar los dientes, me dice que si lo hago mi cuerpo será una cáscara vacía, sin alma. Hijo, este es mi compromiso de vida, de por vida.
Diego Hernán Cecchini
DNI 20.408.845
[email protected]
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