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miércoles,
14 de
junio de
2006 |
Nacidos en cautiverio
Parecería ser el título de un libro o de una película, pero no se trata de eso sino de una enunciación de los propietarios de circos con animales que con esa apreciación intentan solucionar todos los planteos. Sería la ocasión de replicarles a tan respetables señores que los animales nacidos en cautiverio tienen idénticos institutos que sus ancestros y la intromisión humana sólo distorsiona sus comportamientos naturales. Podríamos agregar que son seres exiliados de la vida y de la libertad condenados a prisión perpetua, desterrados de los olores, de los sabores, de los contactos, de las carreras, de los saltos, de la razón de su existencia. Sin identidad, son trashumantes en carrozas de hierro. Tienen asegurado el debido control veterinario, las dosis convenientes de vitaminas y un pelaje brillante. Con tales beneficios sin duda no notarán que se les ha desgarrado las entrañas mismas de su ser. Señores concejales, el pueblo quiere que legislen de una vez por todas por la vida y que no nos vuelvan a engañar con ordenanzas tramposas que el intendente de turno maneja discrecionalmente. Recuerden que el pueblo castiga sin palos ni piedras.
Sara Andrasnik
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