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miércoles,
17 de
mayo de
2006 |
Los ruralistas hicieron causa común
Se acabaron las sillas. Todos los que fueron para despedir a María del Carmen se quedaron parados. En un momento el acto pareció un velorio. Sólo que el muerto estaba vivo y recibía acalorados abrazos y felicitaciones de los visitantes. Alarcón estuvo tensa pero no perdió la sonrisa. Intimamente gozó de la situación; pareció encontrar la paz justamente en el escarnio a la que fue sometida por el oficialismo. Entre los muchos dirigentes del campo que la felicitaron estuvo Luciano Miguens, de la Sociedad Rural Argentina. El canoso y elegante hombre de Salto, provincia de Buenos Aires, si bien no escatimó cariño para con la Negra, se encargó de dejar en claro: "No veo que este episodio vaya a afectar la relación que estamos teniendo las entidades del campo con el gobierno. Es un tema político aparte. Nosotros estamos en negociaciones importantes y confiamos en que avancen". Más allá del folclore de la despedida, quedó claro en qué está pensando Luciano Miguens.
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