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sábado,
11 de
febrero de
2006 |
El relato de uno
de los policías
El oficial Raúl Varela, uno de los cinco policías baleados por manifestantes en la madrugada del martes pasado en Las Heras, dijo ayer que no pudo ver a los agresores, porque "disparaban amparados por la oscuridad", y afirmó que la orden que recibieron al iniciarse los disturbios fue evitar la toma de la comisaría, pero, admitió, "fuimos desbordados".
Varela negó que los hechos del martes hayan sido "una pueblada", porque en el lugar "calculábamos que había entre 200 y 300 personas que agredían constantemente con piedras y luego con armas de fuego" y "la mayoría" de los habitantes del pueblo "no está de acuerdo con asesinos y delincuentes".
Varela estimó los agresores tenían claramente la intención de asesinar a su compañero, el suboficial Jorge Sayago, quien murió durante los disturbios al recibir un fierrazo en la cabeza y un disparo en el hombro.
"Le sacaron el casco para pegarle en la cabeza", recordó conmovido el policía, que aún está internado en el hospital de Las Heras por haber recibido un balazo en el antebrazo derecho. Dijo que cuando salió a tratar de auxiliar a Sayago lo encontró con "la cara destrozada". "La intención fue quitarle la vida: no hay dudas sobre eso", apuntó.
También recordó la pesadilla que significó la imposibilidad de los paramédicos de llegar en la ambulancia hasta la comisaría, porque era constantemente baleada y apedreada por los manifestantes, que también arrojaron al vehículo "bombas incendiarias".
Afirmó que Sayago "gritaba y gemía de dolor" y que los que lo acompañaban se sentían impotentes por la demora en llegar de la ambulancia y luego en trasladarlo hasta el hospital, muriendo en el camino.
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