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 sábado, 11 de febrero de 2006  
Las ballenas grises dejan de emigrar por el clima

El número de ballenas grises que emigran anualmente desde el helado Pacífico Norte hacia las templadas lagunas mexicanas para procrear descendió durante este ciclo, probablemente por cambios en los patrones climáticos.

El investigador William Megill dijo que la escasez de comida en las áreas donde se alimentan las ballenas, cerca de Canadá y Alaska, implicó este año que algunos de los miles de cetáceos que hacen el recorrido anual de 8.000 kilómetros han partido tardíamente o se han rezagado. Otros investigadores dijeron que variaciones en las temperaturas en el Mar de Bering pudieron haber contribuido a cambios en los patrones de emigración.

Megill, un profesor de la británica Universidad de Bath, advirtió que las ballenas que hacen el viaje podrían estar desnutridas y que muchas de ellas corren el riesgo de morir debido a la falta de energía necesaria para su regreso hacia el norte este año. "Vimos en Columbia Británica (Canadá) que no tuvieron nada para comer hasta bien entrado septiembre", dijo Megill en la laguna de San Ignacio, en la península de Baja California.

De acuerdo con un reciente censo elaborado por el investigador, unas 90 ballenas habían realizado el viaje a San Ignacio hasta febrero, lo que significa alrededor de la mitad de la cifra alcanzada en febrero del 2005. Cada año miles de ballenas grises pasan varios meses nadando desde sus áreas de alimentación en el norte rumbo a las lagunas mexicanas, con alto contenido de sal, a lo largo de Baja California. Una vez ahí, dan a luz a cetáceos de media tonelada a los que enseñan a nadar.

Observar a las ballenas en las lagunas es una popular atracción para turistas. Los pesados animales a veces se acercan a las lanchas y permiten que los visitantes los toquen.

Las ballenas, que en 1994 fueron retiradas en Estados Unidos de la lista de especies en peligro de extinción, llegan a las lagunas entre diciembre y febrero e inician su viaje de regreso en abril.

Investigaciones del Mar de Bering, entre Alaska y Siberia, mostraron un abrupto incremento de temperaturas desde el 2000 y una baja en las colonias de lombrices y camarones de las que se alimentan las ballenas.

Entre 1999 y el 2000, cientos de ballenas grises encallaron a lo largo de la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, después de sufrir falta de alimento como resultado de cambios climáticos relacionados con el fenómeno de El Niño. (Reuters)
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Las ballenas grises se acercan a la gente y permiten ser acariciadas.


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