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miércoles,
08 de
febrero de
2006 |
Sangrienta emboscada. Ordenan interrogatorio sumario a los efectivos que estuvieron en la chatarrería de Lavalle al 2100
Investigan la conducta policial en un
intento de robo que dejó tres muertos
En Tribunales sospechan que lo ocurrido pudo ser un simulacro de enfrentamiento o una acción desproporcionada
El desarrollo del incidente que terminó con tres ladrones muertos a balazos en una chatarrería de Lavalle al 2100 hizo que los encargados judiciales de investigarlo centraran ahora el enfoque en la actuación policial. Es que en Tribunales contemplan como desmedido y preocupante el resultado de un episodio en el que la policía anunció tener conocimiento de la llegada de los delincuentes pese a lo cual abatió a tres personas y dejó gravemente herida a una cuarta. Esto considerando, incluso, que dos de los abatidos eran individuos con vasta experiencia en el campo del hampa.
La jueza de Instrucción Alejandra Rodenas ordenó a la División Judiciales de la Unidad Regional II que todo el personal que participó en el tiroteo sea sometido a interrogatorio sumario y que las armas sean peritadas para establecer trayectorias de los disparos y desde dónde partieron los proyectiles que perforaron a los hampones. Hasta anoche en Tribunales no tenían los resultados de las autopsias y los exámenes de dermotest, que determinarán si los delincuentes dispararon.
La sospecha que comenzó a cobrar fuerza en los Tribunales provinciales es que el saldo de tres asaltantes muertos y uno herido gravemente fue desproporcionado si se tiene en cuenta que todo ocurrió en el marco de un operativo coordinado en el cual la Unidad Regional II contaba con información de antemano, con la ventaja táctica que ello implica, no sólo para prevenir el golpe sino también para neutralizar a los ladrones sin una lluvia de balas.
Fuentes de la investigación señalaron que uno de los ladrones abatidos tiene un disparo en la zona frontal. En el lugar esperaban apostados tiradores especiales.
Según la versión del hecho difundida por la policía, todo ocurrió a partir de un llamado telefónico anónimo a la Brigada de Investigaciones de la jefatura local. En esa comunicación, registrada en horas de la madrugada desde un locutorio, un hombre anunció que una banda cometería un asalto en una chatarrería de Lavalle al 2100. La policía avisó de la novedad a la jueza Rodenas, quien dispuso una "guardia preventiva" en el lugar. Ese dispositivo quedó a cargo de unos 15 efectivos de la Agrupación Unidades Especiales y del Grupo de Infantería de Respuesta Inmediata (Giri).
El tiroteo se produjo cerca de las 10 cuando cuatro hombres armados con pistolas 9 milímetros irrumpieron por el portón de Lavalle. Así se desencadenó una balacera en la que tres hampones murieron y uno resultó herido en la cabeza. Del lado de la policía nadie fue rozado por las balas.
"No puede ser que no sean capaces de armar un operativo racional para evitar un delito. Casi cuatro muertos fueron demasiados para una policía que debió actuar de otra manera. ¿Y si moría un inocente? ¿Y si algún vecino pasaba por la puerta del galpón? Esto habría sido un desastre", dijo ayer a la mañana un vocero tribunalicio. El portavoz consultado no dejó de reconocer que los delincuentes abatidos tenían antecedentes penales como para tener en cuenta una probable respuesta violenta ante la presencia de la policía. Pero así y todo, la duda que flotaba ayer en el Palacio de Justicia era si la prioridad, antes que detener a los asaltantes, fue acribillarlos. Generar lo que en la jerga policial se denomina una ratonera.
Voceros de la Unidad Regional II confirmaron las identidades de los abatidos. A los conocidos el mismo día del hecho, Víctor Hugo Oviedo, Maximiliano Jacinto Eber, ambos fallecidos, y Daniel César Aguirre -herido en el Heca-, se agregó el nombre del tercero de los caídos. Se llamaba Jorge Luis Graña, tenía 25 años y carecía de antecedentes delictivos.
Eber y Oviedo vivían en jurisdicción de las seccionales 17ª y 20ª, respectivamente. Ambos, junto con Aguirre, estuvieron mencionados en la investigación por el asalto al hipermercado Makro, ocurrido en agosto de 2004, causa judicial en la cual obtuvieron falta de mérito y quedaron en libertad. El grupo al que pertenecían era considerado por la policía como "pesado" por los objetivos a los que apuntaban -generalmente bancos o grandes comercios- y porque empuñaban armas de guerra.
Quienes los conocían no dejaron de reconocer ayer que eran "sujetos peligrosos", pero a la vez destacaron que "no eran de actuar a lo loco. Jamás lastimaron a un inocente. Sí se enfrentaron con la policía y por eso un sector de la cana los tenía entre cejas. Ellos estuvieron en varios golpes resonantes, quizás por eso estaban en cierta forma marcados", comentó un cotidiano caminante de los pasillos de Tribunales.
En Tribunales advirtieron a la División Judiciales de la policía que seguirán los sumarios de las actuaciones en el tiroteo con ojo clínico. En el ámbito judicial quieren evitar que impere un principio de solidaridad corporativa sobre la investigación policial de hombres de la fuerza. Un vocero judicial definió que a la jueza Rodenas la disgustó la idea de que su orden de vigilar la chatarrería, impartida a las 8.15 del lunes luego de que desde la Unidad Regional II le advirtieran sobre la inminencia del asalto, pudiera ser utilizada a nivel policial como cobertura legal de una acción desproporcionada o, eventualmente, dolosa.
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Fotos
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Dos de los ladrones abatidos tenían gruesos antecedentes.
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