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domingo,
05 de
febrero de
2006 |
La película "Syriana" llega esta semana a los cines argentinos
George Clooney: "Si uno hace algo que no es lo correcto
se arriesga a recibir golpes"
El actor dijo que se puede dar el lujo de elegir las películas en las que el argumento coincide con sus convicciones
Martín González Oliva - Especial / Escenario
El actor y director George Clooney no está del todo conforme con ser considerado sólo uno de los galanes más atractivos de Hollywood. Tampoco con haber logrado acumular una fortuna que le permitiría vivir cómodamente hasta el fin de sus días. Sus deseos van más allá de los elogios y el dinero. Y lentamente los va logrando. En poco tiempo, con películas como "Confesiones de una mente peligrosa" y "Buenas noches y buena suerte", en el rol de director, y "Syriana", su último filme como protagonista que se estrena esta semana en los cines argentinos, obtuvo premios -entre ellos el codiciado Globo de Oro- y el reconocimiento no sólo de la industria sino también de la gente.
-¿Qué opina de las críticas que dicen que "Syriana" ataca al gobierno de Estados Unidos y justifica el terrorismo?
-Cuando decidimos hacerla, un par de años atrás, la época política era todavía peor. Si planteabas cualquier duda, en aquel entonces te tomaban como traidor. Cuando ves la película, te das cuenta que tampoco atacamos al gobierno, sino que cuestionamos treinta, cuarenta o cincuenta años de la política norteamericana en Medio Oriente. Los conservadores y liberales que vieron "Syriana" están de acuerdo. Para mi trabajo, por supuesto, tuve que informarme lo más que pude, pero no soy ni el guionista ni el director. Igual, para componer mi personaje pasé bastante tiempo detrás de cámaras con Robert Baer, un verdadero agente de la CIA.
-¿Cómo es un verdadero agente de la CIA, un personaje que interpreta en la película?
-Baer es una persona interesante. Su problema más grande era que no lo necesitaban más. Durante el gobierno de Clinton se empezaron a utilizar equipos de satélites espías que reemplazaron la necesidad de tener agentes que hablen árabe o farsi. Lo que ahora nos damos cuenta es que hubiese ayudado contar con esa gente que habla diferentes idiomas. Y él está un poco desencantado por esa razón.
-¿Cómo le resultó la experiencia de filmar con verdaderos musulmanes fundamentalistas en medio de las fiestas religiosas del Ramadan?
-Fue interesante filmar en Marruecos y Dubai, en medio del Ramadan. Dubai tiene apenas 100 años y fue una época extraña para filmar, porque no se puede comer durante el día.
-¿Cómo influyeron en su autoestima la barba canosa y los quince kilos que debió aumentar para filmar "Syriana"?
-Fue interesante pasar inadvertido por completo. Lo había intentado antes y nunca funcionó. Pero con 15 kilos y la barba crecida, podía entrar a cualquier restaurante de la ciudad y no conseguir una mesa porque nadie me reconocía. Pero los bajé con una fórmula excelente. Anotá bien: ejercitás más y comés menos. ¿No es novedoso? (risas).
-¿Qué riesgos tiene hacer una película como "Buenas noches y buena suerte" en la refleja la atmósfera de represión que los medios, el cine y los intelectuales vivían en Estados Unidos en la década del 50?
-Para ese filme partí del siguiente punto de partida: si uno dice o hace algo que va contra la corriente, le van a caer encima unos cuantos golpes. Quiero decir que no creo que nadie haya hecho nada de lo que más tarde se sienta orgulloso sin exponerse a críticas...y la verdad es que me inquieta la posibilidad de pensar dentro de veinte años que en determinado momento no me definí ni expresé mis opiniones.
-¿Se sintió solo en ese sentido?
-Después del 11-S y antes de la guerra hubo un momento muy difícil, éramos unos pocos y no había un solo senador que dijera: "Un momento, hagamos unas cuantas preguntas". Fue un momento muy difícil, pero era importante hablar de eso. Creo que ningún momento es malo para hacer preguntas constitucionales. Una de ellas podría ser por qué no preguntamos quién falsificó los papeles que aseguraban que Sadam Husein compró uranio...
-¿Antes de "Confesiones de una mente peligrosa" estaba preparado para dirigir?
-En cierto modo sí, porque Steve (Soderbergh) siempre me dijo que soy un excelente productor y tengo dotes para liderar equipos. Desde luego, para poder hacerlo me tuve que entrenar y estudiar.
-¿Por qué no hace un cine más ligero?
-Tengo todo el dinero del mundo para retirarme a vivir a lo grande el resto de mis días. Pero echo de menos un tipo de cine que ya no se hace, el cine liberal que se hacía en los 70. Lo que hicieron (Stanley) Kubrick y, en el pasado, (Francis Ford) Coppola y (Martin) Scorsese. Pero sobre todo aquellos cineastas todoterreno del corte del difunto Alan Pakula, Sidney Lumet, Hal Ashby y Bob Fosse, también desaparecidos. O Nicholas Roeg en Inglaterra. Gente que hacía películas para provocar la reflexión y la discusión.
-Aunque lo consideran un símbolo sexual, la revista People eligió a Matthew McConaughey como la estrella más sexy...
-¡Me gusta que digan que soy un símbolo sexual!, pero... sabés... lo que me irrita es que ahora este lindo chico haya pasado al frente. Es una gran responsabilidad. Pero con sus abdominales él lo puede manejar bien. Brad Pitt había sido elegido en dos oportunidades. Fue el único que pudo manejar el tema dos veces. Lo que me molestó un poco es que Matt Damon no haya sido destacado todavía. Deberían preguntarle a él si le molestó lo de McConaughey porque hizo una buena campaña y todos pensábamos que este año lo iba a lograr (risas).
-¿Es verdad que no piensa casarse nunca, que no quiere formar una familia?
-Nunca. No voy a tener hijos. No quiero tener hijos. Tal vez sea demasiado egoísta, pero no quiero ser el responsable de arruinarle la vida a alguien.
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George Clooney quiere que lo consideren por su trabajo además de por su atractivo.
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