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domingo,
05 de
febrero de
2006 |
Rosario ya tiene cinco urbanizaciones emplazadas en asociaciones deportivas
Vivir en un barrio, pero dentro del club
Muchas familias decidieron instalar allí su residencia permanente. Los motivos, seguridad y tranquilidad
A la opción de mudarse a un barrio cerrado que tuvo su auge a principios de los 90, se suma ahora una nueva alternativa: vivir o tener una casa de fin de semana emplazada dentro de las instalaciones de clubes deportivos. La tendencia surgió hace algunos años, pero crece cada vez más y, si bien las razones de la elección siguen siendo la tranquilidad, el contacto con la naturaleza y la seguridad, muchos coinciden en que "es diferente al country", y los operadores inmobiliarios señalan que los valores "son más accesibles". Lo cierto es que Rosario ya tiene cinco urbanizaciones de este tipo y cada vez más rosarinos las eligen.
Los pioneros fueron el proyecto en el country que Gimnasia y Esgrima de Rosario (GER) tiene en Pueblo Esther, que dio el puntapié inicial hace ya dos décadas, y el Country Club Carlos Pellegrini, que se levanta junto al predio que el Jockey tiene en Córdoba y Wilde, y al que los propietarios tienen acceso para uso deportivo. En este caso, la iniciativa nació en 1978, pero recién en 1994 el proyecto tomó un nuevo impulso y se estableció.
En cambio, entre las propuestas más nuevas están el barrio lindero al country que el Club Logaritmo tiene en Ibarlucea y la urbanización que surgió junto al Rosario Golf Club.
El Country del Golf, como lo llaman, está ubicado en terrenos linderos al tradicional club rosarino. Hasta ahora hay unas 18 casas edificadas y, según indicaron desde la inmobiliaria Zanni, en la mayoría de los casos son viviendas permanentes.
A la hora de describir el perfil de los residentes, indicaron que se trata "de familias jóvenes que toman esta decisión para sentirse seguras y para que sus hijos no pierdan el contacto con la naturaleza".
Sin embargo, el titular de la inmobiliaria Dunod, Andrés Gariboldi, señaló las diferencias que existen entre este tipo de emprendimientos en clubes deportivos y los barrios cerrados.
"Esta es una opción similar a la del country, pero el que compra una casa o un terreno allí cuenta con servicios a los que de otra manera no podría tener al lado de su casa, como canchas de tenis, fútbol y pileta de natación", indicó Gariboldi.
Pero además, según indicó el titular de Dunod, los valores que se barajan ya sea por un terreno o por una vivienda en estas urbanizaciones son más accesibles que en los barrios cerrados. "Una casa de 100 metros cuadrados en el country de GER, en Pueblo Esther, cuesta entre 65 mil y 70 mil dólares, una cifra inferior a la de otros barrios cerrados", abundó.
Otro caso de los últimos tiempos es el del Duendes Rugby Club, en Ovidio Lagos al 6500, que surgió por iniciativa de un grupo de socios que se juntaron para comprar un terreno y hacer una cancha de rugby, pero terminaron construyendo sus propias viviendas.
En busca de espacios verdes
La búsqueda de la naturaleza y la tranquilidad fue lo que impulsó a muchos a abandonar el centro y muchas familias son verdaderas pioneras de esta tendencia. Ese es el caso de Anabella Dal Lago, que desde el 97 vive en el polideportivo de GER junto a su marido y sus tres hijos, de 9, 4 y 2 años.
"Esto ofrece la ventaja de la seguridad, porque los chicos se mueven solos. Pero la desventaja, por ejemplo, es que no permiten que las casas tengan pileta propia", comentó la mujer. Y aunque comparte algunas características con otros barrios cerrados, Dal Lago aclaró que "no es un country", porque "los terrenos son más chicos y a la vez tenés acceso a todas las opciones que ofrece el club para hacer deportes, como canchas de fútbol, vóley, tenis y hockey".
Actualmente, el polideportivo de GER ya tiene más de cien casas, de las cuales seis pertenecen a personas que viven allí. Eso sí, para tener una vivienda en el club hay que ser socio.
Fernando, un comerciante que prefirió no dar su apellido, también eligió comprar una vivienda alejada del centro y lo hizo en el Country Club Carlos Pellegrini.
"Lo principal es la seguridad, aunque también es importante el hecho de tener pegado el club y poder acceder a sus instalaciones", contó el hombre de 54 años.
Aunque Fernando decidió directamente vivir en el barrio, afirmó que "muchas familias compran una casa para fin de semana y después terminan quedándose en forma permanente". Es más, estimó que el 80 por ciento de las casas están ocupadas en forma permanente porque "la gente se entusiasma y se queda".
Eugenia Langone y Belén Travesaro
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Fotos
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El club como patio. Los pibes andan a sus anchas por las instalaciones de los countries.
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