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domingo,
29 de
enero de
2006 |
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Cuando la libertad se torna excesiva
El funcionario está enojado y con motivos. El hombre hace rato que se queja del abandono que sufre la plaza Montenegro y las consecuencias que padece la prestigiosa institución cultural allí situada. Claro, el grupo de jóvenes que habitualmente toma el sitio por asalto durante el día dista de ser ejemplo de conducta civilizada, al menos que se califique de ese modo el beber cerveza en pleno día con el torso desnudo y orinar en los grandes maceteros que adornan el lugar. Eso sin tomar en cuenta la sospechosa humareda que según comentan algunos suele emanar de los corrillos cuando llega el crepúsculo. La bronca, además, tiene otras razones: es que ya fueron varios los organizadores de congresos que plantearon airadamente sus quejas y dijeron que si la plaza se mantiene de ese modo ellos no piensan retornar de ninguna manera. Noches pasadas, otro empleado de la entidad sumó su furia a pesar de que es un reconocido defensor de las libertades individuales. Pero haberse tropezado con una parejita consumando el acto amoroso junto a las puertas de su lugar de trabajo no contribuyó a reforzar el buen humor. ¿Qué pasa con la vigilancia?
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¿Y ahora cómo hará para escaparse?
Juan Carlos Venesia está preocupado. Es que a pesar del notable reconocimiento público que obtuvo su gestión al frente del Ente Nacional del Puerto Rosario (Enapro), que se tradujo en el fuerte gesto de confianza por parte del gobernador Obeid de nombrarlo como presidente de la flamante empresa estatal Aguas Santafesinas, hay un detalle que lo molesta como si fuera una piedra en el zapato. Es que tanta responsabilidad no le va a facilitar las ocasionales escapadas a la noche rosarina a las que es tan afecto. Fugas que si bien son por completo inocentes -se limitan a una copa compartida con los viejos amigos en algún boliche sobreviviente de los lejanos años ochenta-, le significan una cuota de oxígeno fundamental en medio del ajetreo. Qué se le va a hacer. Son las desventajas del crecimiento político.
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Amigos son los amigos
Los que lo conocen bien no pueden dejar de experimentar una fuerte dosis de sorpresa. Sucede que el presidente de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, es un hombre bien conocido por sus posturas claras en defensa de los intereses del sector que representa. Sin embargo, estos días, el duro choque entre el gobierno y las entidades agropecuarias por el precio de la carne no lo tuvo como protagonista. O sí, pero de una manera inesperada. Todo indica que la excelente relación personal que une al dirigente nada más y nada menos que con el presidente Néstor Kirchner ha pesado y mucho a la hora de las decisiones. |
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"El principal opositor de Kirchner es él mismo"
Carlos Fara
Consultor político
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