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 sábado, 28 de enero de 2006  
Aletargados por el mal olor

Marcelo Abram / La Capital

Capitán Bermúdez.- Contrariamente a lo que sucede en la provincia de Entre Ríos, donde se vienen produciendo masivas protestas populares contra la instalación de una megaplanta papelera finlandesa en Fray Bentos, sobre la costa oriental del río Uruguay, en esta ciudad se convive diariamente con la empresa Celulosa Argentina SA sin que se escuche prácticamente ninguna voz que pida algún tipo de control en el medio ambiente.

La razón de este comportamiento probablemente haya que buscarlo en la necesidad de preservar la fuente de trabajo. En una sociedad con alto índice de desempleo, el tener ocupación es muchas veces un valor superior al cuidado del ambiente y en ocasiones hasta a la propia salud.

Esta actitud no sólo es propia entre los pobladores de Capitán Bermúdez. En otras localidades del cordón industrial se vive en permanente contacto con elementos contaminantes que producen las fábricas allí instaladas y nadie levanta una voz de protesta.

Bermúdez es quizás el ejemplo más evidente de esta situación pues ni el actual conflicto con Uruguay contagió a alguna ONG, institución ambientalista o sector político para poner el tema en discusión.

Hace algunos años una embarcación de Greenpeace que tomó muestras en el río denunció a Celulosa Argentina SA por contaminar el Paraná. Sin embargo este hecho pasó casi inadvertido y se esfumó cuando los medios abandonaron su tratamiento.

Pareciera que la sociedad de esta parte de la provincia se ha acostumbrado a vivir con el padecimiento constante del desagradable olor junto con la lluvia ácida producto de las emanaciones tanto del horno de cal como de la caldera de recuperación.

Incluso, el año pasado, cuando dos escuelas tuvieron que ser evacuadas en forma preventiva debido al intenso olor y a las molestias que registraban los alumnos producto de los desprendimientos de la papelera, la protesta sólo se limitó a unos llamados telefónicos a las radios locales. Al día siguiente todo siguió igual.

Más allá de algunos trastornos mínimos en las vías respiratorias, irritación en la vista y mareos, ninguno de los chicos afectados en ese momento sufrió alguna complicación severa.

Tal vez basados en el hecho particular y en la grave situación social en general, la empresa siempre elude la posibilidad de brindar algún tipo de explicación pública cuando es requerida por los medios, como ocurrió en el caso de las evacuaciones o cuando se produjeron accidentes laborales.
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