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 domingo, 15 de enero de 2006  
Ballottage en Chile. La apertura del país al mundo cambió sus valores
Cada vez más lejos del espíritu conservador
Quince años de democracia hacen posible que la sociedad pueda elegir como presidenta a una divorciada y agnóstica

Hilary Burke

Santiago.- A menos de dos años de que Chile aprobó una ley de divorcio, una mujer agnóstica y madre de tres hijos de dos relaciones diferentes podría ser elegida hoy como la primera mujer en llegar a la presidencia del país. No es pura casualidad. Los valores de los chilenos se han vuelto más liberales desde el retorno de la democracia en 1990, tras una dictadura de 17 años, y en medio de un despegue de la economía y del consumismo. La fama de ultraconservador de Chile es menos real ahora.

Una reciente encuesta mostró que incluso entre quienes se definen católicos, es decir cerca de un 70 por ciento de los 16 millones de chilenos, existen opiniones que desafían las enseñanzas tradicionales de la iglesia sobre la sexualidad y el papel de cada género.

Este cambio de actitud parece beneficiar a la candidata oficialista Michelle Bachelet, una médica socialista y ex ministra, cuyas creencias tienen un paralelo con las de Ricardo Lagos, el popular actual mandatario que con su disciplina fiscal venció el escepticismo de muchos derechistas.

Sebastián Piñera, el acaudalado empresario que es candidato de la derecha opositora, destacó sus valores cristianos en la fase final de la campaña para la segunda vuelta de las elecciones. Pero pocos analistas piensan que esta estrategia podría cambiar lo que piensan los electores.

"En Chile, los patrones culturales y de valores están cambiando en forma vertiginosa. Hoy los chilenos otorgan un mayor aprecio a la libertad individual, al decidir por sí mismos y no porque alguien los manda", dijo Antonio Delfau, sacerdote jesuita y director de la revista Mensaje.

Apretado entre la cordillera de Los Andes y el océano Pacífico, Chile ha estado históricamente aislado de algunas influencias externas. Pero las profundas reformas de mercado durante la dictadura de Augusto Pinochet, entre 1973 y 1990, rápidamente expandieron los lazos comerciales del país.

La apertura económica, junto con más libertades desde el regreso de la democracia; un mayor ingreso per cápita que permite a los chilenos viajar más, y la difusión de los valores de las naciones industrializadas de Occidente por medio de Internet y de la televisión, han acelerado el ritmo del cambio.

"Yo creo que lo que nosotros vamos avanzando en esto tiene que ver con lo que pasa en el mundo desarrollado. Nosotros vamos como tres pasos atrás", opinó Rosita Camhi, investigadora del conservador Instituto Libertad y Desarrollo.


Católicos a medias
En una encuesta difundida a fines de agosto, una mayoría de católicos dijeron que respaldaban la idea de mujeres sacerdotes y el matrimonio entre religiosos, de acuerdo con la firma de investigación Adimark. Y un sorprendentemente elevado 41 por ciento de los consultados dijo que eran partidarios de legalizar el aborto, un tema que aún es prácticamente tabú en Chile.

Mientras, una campaña del gobierno para la prevención del sida, que muestra a alguien disfrazado de un sonriente profiláctico amarillo, ha provocado las quejas de algunos líderes católicos que consideran que promueve el sexo casual.

En el 2002, un censo oficial mostró que un 70 por ciento de los chilenos se definió como católico, cerca de 7 puntos porcentuales menos que en 1992. Durante un período similar, la pobreza en Chile se ha reducido a uno de los niveles más bajos de América Latina, de la mano de la expansión de la economía.

"Algunos dicen que un aumento en el ingreso per cápita tiene que ver con más laicismo. Es un poco lo que pasó en España, que era un país hipercatólico mientras era pobre. Ahora que es rico, no tiene nada de catolicismo", dijo el periodista y analista político Ascanio Cavallo.

Muchos dicen que Bachelet no seguiría los pasos del líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del gobierno español, que desafió a la iglesia con propuestas para legalizar el matrimonio entre homosexuales y reducir el estudio sobre religión en las escuelas.

"Tenemos problemas un poquito más urgentes que los españoles", dijo Cavallo, aludiendo al desempleo, la pobreza y la delincuencia. (Reuters)
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